martes, 18 de abril de 2017

Verba Dicendi

Ya habréis observado que soy un lector muy pejiguero, me molestan cosas como el abuso de la cursiva enfática o la pobreza lingüística del texto. Pero hay otro fallo que me suele poner de muy mal humor cuando me lo encuentro en un libro, y para mi desgracia aparece muy a menudo, incluso en editoriales prestigiosas que supuestamente cuentan con correctores profesionales: me refiero al tema de las mayúsculas/minúsculas en los incisos de los diálogos.

La mayor parte de los escritores y traductores dominan las reglas básicas de la puntuación en los diálogos (igual no tantos, pero no me voy a poner ahora a explicarlas, que son un rollo), y saben que los apuntes explicativos dentro de una frase van en minúsculas, ¿cierto? Por ejemplo:

—Hola —dijo el chico—. ¿Sabes quién soy?

Bien, pues resulta que no siempre es así. Es como lo de los años bisiestos, que casi todo el mundo cree que son cada cuatro años, y no es exactamente eso. De la misma forma, no siempre el inciso va en minúscula; a veces va en mayúscula (con un punto delante, por supuesto). Estudiad la siguiente frase:

—¡Tú! —se puso en pie—. ¿Qué haces aquí?

El inciso «se puso en pie» debería empezar en mayúsculas, porque no está modificando el diálogo previo, son conceptos independientes (y que no os líen los signos de admiración, no influyen). Por lo tanto, será:

—¡Tú! —Se puso en pie—. ¿Qué haces aquí?

En realidad en estos casos sólo van en minúsculas los llamados «verbos declarativos», «verbos de habla» o, si queréis dároslas de latinistas, verba dicendi. La definición habitual es que son verbos que designan acciones comunicativas, y encontraréis un buen resumen en Wikilengua.

Yo, que soy de ciencias y no entiendo de estas cosas, veo esta clasificación muy confusa. La lista en cuestión, además de extensa, no se aplica siempre tal cual, ya que según el contexto un mismo verbo puede actuar como declarativo o no, como es el caso de «señalar» y otros:

—No es tal como lo cuentas —señaló ella.

—No es ahí. —Señaló más lejos—. Pasó en aquella casa.

Por eso veo mucho más conveniente fijarse simplemente en si el inciso se refiere de forma directa a lo que se está diciendo, o si por el contrario introduce una acción diferente, ya sea simultánea o intercalada. Como regla general, si podéis pasar el inciso a otra línea y sigue teniendo sentido, es que es independiente:

—No es ahí.
Señaló más lejos.
—Pasó en aquella casa.

Seguro que hay ejemplos ambiguos donde ambos enfoques podrían ser correctos, pero desde luego muchos casos no lo son, y estoy harto de encontrármelos continuamente mal puntuados en libros por los que he pagado una pasta. No debería suceder algo así.

Y si me molesta que dejen esos incisos en minúscula no es por capricho o por cumplir normas abstrusas, es que queda mal, son construcciones que al leerlas suenan erróneas en la cabeza (probadlo, es inmediato), porque dan a entender que la explicación se refiere al texto adyacente previo, y sin embargo no es así. No cuesta nada tomárselo en serio y hacer un buen trabajo.

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