miércoles, 27 de diciembre de 2017

Lecturas 2017 (y III)

Vamos con la tercera y última parte de la lista de lecturas de este año, iniciada en junio y proseguida en septiembre. Aquí están los que ha dado tiempo a leer justo hasta final de año; en los pocos días que quedan no podré acabar ninguno más.

Soy un lector lento y mi objetivo era llegar a las 26 lecturas, que es justo una cada dos semanas durante todo el año, una cantidad muy respetable para mí (ya sé que otra gente devora literalmente los libros, pero no es mi caso). Y lo he conseguido por los pelos, aunque a fuerza de obligarme continuamente a apretar el paso. También gracias a que bastantes de los libros eran cortos, de 200 páginas o menos, aunque prometo que esto no ha sido deliberado. El total de páginas ha sido de 8612, lo que nos da una media de 331 páginas por libro y 166 leídas por semana. Que los números en sí no me importan mucho, pero vienen bien para hacerse una idea. Y la idea es que no soy un gran lector, claramente.

Como dato anecdótico, sólo tres de las lecturas (el 11.5%) han sido en el idioma original de la obra. Eso también habría que mejorarlo.

En cuanto a las lecturas en sí, me hubiese gustado poder variarlas un poco más. En particular hay algunos libros de relatos a los que les tenía muchas ganas, como de Flannery O'Connor o el segundo tomo de Scott Fitzgerald, que se han tenido que quedar fuera por su extrema tochez (¿existe esa palabra?). Supongo que tendré que enfocarlos como lecturas partidas, primero una mitad o un tercio y seguir más adelante, porque si lo intento de una sola tacada voy perdiendo energías y no los termino nunca. Tampoco he hecho las relecturas que quería, demasiados libros sin leer en la pila que, lógicamente, han tenido prioridad.

Bien, esta es la lista de la última fase de lecturas:

Harry Potter y el legado maldito
J.K. Rowling (2016)
Salamandra, 2016. 333 págs.

Es realmente una obra de teatro que narra la historia del hijo mediano de Harry Potter, Albus Severus, y su amigo Scorpius Malfoy (sí, hijo de Draco). El tema de fondo son los conflictos de los hijos con sus padres famosos y las expectativas que se crean sobre ellos.

Aunque está bien, sobre todo por volver a ver a viejos personajes, sufre por su formato. Es una historia que pide ser novela, al pasarla a teatro queda muy esquemática, y a la vez como función teatral resulta demasiado agitada, da poco tiempo a que el espectador reflexione. Ojalá Rowling la saque de forma novelada, porque ganaría mucho.

Ola de calor 📚
¿Richard Castle? (2009)
Suma de Letras, 2010. 354 págs.

Como ya comenté en su momento, no se sabe realmente quién escribe estos libros inspirados en la popular serie de TV «Castle». El libro en sí es bastante simplote y fluye con poca naturalidad, logrando ser aún más estereotípico que los capítulos de la serie (que ya lo son bastante, la verdad). El problema es que es una ficción inspirada en la ficción que ya es de por sí la serie, y tanta falta de realismo se nota para mal. Novela sólo recomendable para fans del personaje o de lecturas muy ligeras.

El amante de la China del Norte 📚🎥
Marguerite Duras (1991)
RBA, 1992. 207 págs.

Si recordáis un viejo artículo de este blog sobre novelas cortas, dije que El amante tenía una especie de reelaboración, obra de la propia Duras, que es este El amante de la China del Norte.

Conceptualmente son muy similares aunque este va más al grano, sigue una cronología más coherente de la relación entre la muchacha francesa y el joven chino en la Cochinchina colonial, y la situación de su familia antes de regresar a Francia. Como siempre, nos queda la duda de hasta qué punto es autobiográfica, pero resulta muy evocadora de una era ya perdida.

American Psycho 🎥🇬🇧
Bret Easton Ellis (1991)
Vintage Contemporaries, 2006. 399 págs.

Empecé a leérmelo en inglés, me dio la sensación de que no pillaba muchas cosas y lo saqué en castellano de la biblioteca, pero comprobé que el traductor no iba mejor que yo y retomé el idioma original (para perderme matices, mejor que sea culpa mía).

Un libro difícil, duro (aunque no tanto si estás acostumbrado a leer terror), demoledor en su desmitificación de esa cultura yuppie tan superficial de los años 80-90, aunque en mi opinión demasiado largo; ya vemos que Pat Bateman es un psicópata egocéntrico medio idiota, no hace falta insistir tanto.

Harry Potter y la Orden del Fénix 🎥
J.K. Rowling (2003)
Salamandra, 2011. 893 págs.

Necesitaba una lectura ligera y he regresado a la saga de Potter. Sin embargo, este volumen se hace pesado y lento, y sin duda es demasiado largo. La prueba es que tras tres lecturas en la familia, nuestro volumen se deshacía de sus páginas a partir de la 700. Tiene cosas interesantes pero demasiado desperdigadas, y buenos y malos compiten denodadamente por ser los más inútiles. En fin, a ver si el año que viene leo los dos restantes, total para lo que me falta…

The Road (La carretera) 🎥
Cormac McCarthy (2006)
DeBolsillo, 2010. 210 págs.

Tengo esta novela desde hace años y varias veces he intentado leerla para tener que dejarla a las pocas páginas. No por mala (todo lo contrario) sino porque me afectaba demasiado. Creo que es algo que se lee y se siente de forma muy distinta cuando eres padre, sobre todo si tu hijo es aún pequeño.

McCarthy demuestra que se puede hacer literatura postapocalíptica que sea a la vez de alta calidad y que impacte sin recurrir a escenas desagradables ni a explicaciones innecesarias. El final es un tanto ingenuo, pero en conjunto una maravilla.

Y hasta aquí hemos llegado. ¿Volveré a hacer esto el año que viene? Aún no lo tengo claro, pero por si acaso iré apuntando todas mis lecturas .

lunes, 11 de diciembre de 2017

La asombrosa traducción de «Nuevos cuentos de los mitos de Cthulhu»

De vez en cuando me gusta preparar para el blog algún artículo de investigación sobre los Mitos de Cthulhu, por así decirlo, como fueron el de Pobreza en el círculo de Lovecraft o los dos referentes a los derechos de la obra de Lovecraft. El que os presento hoy versa sobre un asunto que descubrí el otro día por casualidad, relacionado con la traducción de Nuevos cuentos de los mitos de Cthulhu, un volumen publicado por Valdemar en 2003 dentro de la colección Gótica y reeditado en formato de bolsillo en 2011.


Episodio 1

Todo surgió por casualidad. En un grupo de Facebook alguien mencionó que la traducción de José Luis Moreno-Ruiz para uno de los relatos incluidos en el libro (Black Man with a Horn, de T.E.D. Klein) era muy superior a la que hizo Domingo Santos del mismo texto en Cthulhu 2000. Como yo sólo había leído este último y la historia en cuestión no me había gustado demasiado, fui a leerla en la recopilación de Valdemar por si me parecía mejor. Lo que descubrí para mi asombro era que los dos textos, independientemente de su calidad literaria, apenas se parecían en lo narrado.

Evidentemente el siguiente paso fue buscar el texto original y comparar. Y aquí empieza lo bueno. La traducción de Domingo Santos, aunque tiene algunas cosas criticables, sigue al pie de la letra lo que cuenta el original. La de José Luis Moreno-Ruiz es, digamos, «imaginativa». Vaya, que se inventa la mitad de las cosas e ignora otras.

Como no pretendo que os fiéis de mi palabra, podéis comprobarlo a continuación con el primer párrafo del relato:

Black Man with a Horn

There is something inherently comforting about the first-person past tense. It conjures up visions of some deskbound narrator puffing contemplatively up a pipe amid the safety of his study, lost in the tranquil recollection, seasoned but essentially unscathed by whatever experience he’s about to relate.

Traducción de Domingo Santos

Hay algo inherentemente reconfortante en la primera persona del pretérito imperfecto. Conjura visiones de algún narrador sentado ante su escritorio fumando contemplativamente una pipa en medio de la seguridad de su estudio, perdido en tranquilos recuerdos, inspirado pero esencialmente incólume tras cualquiera que sea la experiencia que esté a punto de relatar.

Traducción de José Luis Moreno Ruiz

Hay algo en la conjugación en pasado de los verbos que tranquiliza al estudioso tanto como fumar en pipa mientras se entrega al análisis de los dados obtenidos en su investigación. Algo que lo ayuda a distanciarse de aquello sobre lo que precisamente quiere informar, ofreciendo así los datos necesarios de la manera más objetiva.

Veis que la de Domingo Santos, aun con cosillas (¿seasoned como «inspirado»?) es fiel al texto. La otra es como si lo contara de oídas. Y así todo el texto, os voy a poner un párrafo más que me ha hecho mucha gracia (os juro que la traducción corresponde a ese trozo del original):

Black Man with a Horn

The description, in my own case, is perfectly accurate—as far as it goes. I am indeed seated in a kind of study: a small den, actually, but lined with bookshelves on one side, below a view of Manhattan painted many years ago, from memory, by my sister. My desk is a folding bridge table that once belonged to her. Before me the electric typewriter, though somewhat precariously supported, hums soothingly, and from the window behind me comes the familiar drone of the old air conditioner, waging its lonely battle against the tropic night. Beyond it, in the darkness outside, the small night-noises are doubtless just as reassuring: wind in the palm trees, the mindless chant of crickets, the muffled chatter of a neighbor’s TV, an occasional car bound for the highway, shifting gears as it speeds past the house…

Traducción de José Luis Moreno Ruiz

En mi caso, lo que voy a contar no es un cuento sino algo perfectamente comprobado, sopesado y sometido a las necesarias valoraciones. Al menos hasta el punto en el que pueden comprobarse las cosas. No se trata, sin embargo, de una investigación ya cerrada; sigo progresando en ella, adentrándome en ella, pues al fin y al cabo los hechos no ocurrieron en una especie de covachuela de Manhattan, cerca de donde están las librerías de viejo, donde transcurre aquella historia, una de las primeras que escribí, basada en un suceso más que improbable que me relató mi hermana. Sobre la historia que me ocupa ahora he investigado mucho, repito, hasta donde me ha sido posible, durante años. Puede que la presente sea la versión definitiva, pues no sé si mis investigaciones actuales lograrán llevarme mas allá de lo que puedo referir.

El escritorio en que trabajo me lo regaló, por cierto, mi hermana. Un hermoso escritorio. Ante mí, la máquina de escribir eléctrica; a mis espaldas, junto a la ventana, el aparato de aire acondicionado, un viejo modelo que parece ir a reventar de un momento a otro en las noches en que se deja sentir este calor tropical. Más allá, en la calle, los sonidos habituales de la noche, la brisa agitando las palmeras, el canto de los grillos, el murmullo, o a veces las estridencias, de las televisiones de mis vecinos, un automóvil que pasa de vez en cuando algo más lejos, por la autopista; un automóvil que pasa a tal velocidad que parece ir a llevarse mi casa en su rebufo.

¿Cómo se ha convertido la mesa plegable de bridge en un hermoso escritorio? Y el cuadro con una vista de Manhattan pintada de memoria ha pasado a ser ¡una covachuela de Manhattan donde ocurrió una historia que se está inventando el traductor! No me digáis que no es precioso.


Episodio 2

Os podéis imaginar lo que pensé entonces: ¿es algo puntual de este relato u ocurre también en los demás? Tocaba seguir investigando. El primer cuento de esta antología es Crouch End, de Stephen King. Vamos con la primera página nada más, que merece la pena:

Crouch End

By the time the woman had finally gone, it was nearly two-thirty in the morning. Outside the Crouch End police station, Tottenham Lane was a small dead river. London was asleep… but London never sleeps deeply, and its dreams are uneasy.

PC Vetter closed his notebook, which he'd almost filled as the American woman's strange, frenzied story poured out. He looked at the typewriter and the stack of blank forms on the shelf beside it. "This one'll look odd come morning light," he said.

PC Farnham was drinking a Coke. He didn't speak for a long time. "She was American, wasn't she?" he said finally, as if that might explain most or all of the story she had told. "It'll go in the back file," Vetter agreed, and looked round for a cigarette. "But I wonder…"

Farnham laughed. "You don't mean you believe any part of it? Go on, sir! Pull the other one!"

"Didn't say that, did I? No. But you're new here."

Farnham sat a little straighter. He was twentyseven, and it was hardly his fault that he had been posted here from Muswell Hill to the north, or that Vetter, who was nearly twice his age, had spent his entire uneventful career in the quiet London Backwater of Crouch End.

¿Hemos llegado hasta aquí? Bien, vamos con la traducción de Valdemar. Os pido atención, porque el principio sí es más o menos fiel y luego empieza a añadir cosas de su cosecha:

Traducción de José Luis Moreno Ruiz

Cuando al fin se fue aquella mujer eran casi las dos y media de la madrugada. Un poco más allá de la comisaría de policía de Crouch End, Tottenham Lane parecía un río muerto. Londres dormía, aunque, por supuesto, Londres nunca duerme profundamente, por eso es una ciudad con el sueño inquieto.

El agente Vetter cerró el cuaderno de notas en el que había apuntado todo cuanto había sido capaz de escribir de lo que le contó aquella norteamericana extrañamente fanatizada. Miró el teclado de su máquina de escribir y después el blanco hiriente del folio que tenía ante sí.

—Cualquiera diría que este folio tiene la misma luz incierta del amanecer —dijo el agente Vetter.

El agente Farnham bebía una coca-cola. Llevaba largo rato sin pronunciar una palabra.

—Es norteamericana —dijo al fin, como si sólo eso pudiera explicar la extraña historia que había oído contar a la mujer.

—Eso es viejo, ya lo tengo archivado —dijo Vetter y echó un vistazo en derredor suyo buscando un cigarrillo—; en realidad, lo que me gustaría…

Farnham rió de buena gana.

—¿Quieres decir que te crees todo eso, punto por punto? ¿De veras que te lo crees, como estuve a punto de creérmelo yo en un principio? Hombre, tú no eres un novato.

El agente Farnham tomó asiento cerca de Vetter. Tenía veintisiete años; Vetter casi le doblaba la edad; Farnham no hacía mucho que acababa de llegar del norte de la ciudad, de Muswell Hill, para tratar de reflotar su hasta entonces poco exitosa carrera londinense en las márgenes dudosas de Crouch End.

Mi favorito es cómo de una frase tan simple como «You don't mean you believe any part of it? Go on, sir! Pull the other one!» saca esa maravillosa: «¿Quieres decir que te crees todo eso, punto por punto? ¿De veras que te lo crees, como estuve a punto de creérmelo yo en un principio? Hombre, tú no eres un novato». Brutal, qué derroche de imaginación. Para qué conformanos con la prosa plana de King si podemos hacerla mucho más florida. ¿Y qué añadir de ese «Cualquiera diría que este folio tiene la misma luz incierta del amanecer» que no tiene nada que ver con el original?

También hay bastantes fallos tradicionales, como que straighter sea «más cerca», o mezclar en el último párrafo la historia previa de cada agente, pero llegados a este punto es lo de menos.


Episodio 3

Otro ejemplo puede ser el de Maldita sea la oscuridad, de David Drake. Voy a poner el primer párrafo del relato y traducirlo yo mismo para que también podáis criticarme, y a continuación encontraréis el texto que aparece en la antología:

Than Curse the Darkness

The trees of the rain forest lowered huge and black above the village, dwarfing it and the group of men in its center. The man being tied to the whipping post there was gray-skinned and underfed, panting with his struggles but no match for the pair of burly Forest Guards who held him. Ten more Guards, Baenga cannibals from far to the west near the mouth of the Congo, stood by with spears or Albini rifles. They joked and chattered and watched the huts hoping the villagers would burst out to try to free their fellow. Then killing would be all right…

Traducción de Aitor Solar

Los árboles del bosque tropical se inclinaban sobre la aldea enormes y oscuros, empequeñeciéndola junto al grupo de hombres que había en su centro. El que estaba siendo atado al poste de los latigazos tenía la piel gris y estaba desnutrido; jadeaba al debatirse pero no era rival para la pareja de fornidos guardas forestales que le retenían. Otros diez guardias, caníbales baenga de lejos hacia el oeste, cerca de la desembocadura del Congo, permanecían cerca con lanzas y fusiles Albini. Bromeaban y charlaban mientras vigilaban las cabañas, con la esperanza de que los aldeanos salieran para intentar liberar a su paisano. En ese caso matarlos estaría permitido…

Traducción de José Luis Moreno Ruiz

Los árboles más altos de la selva se inclinaban bajo la fuerza de la lluvia empequeñeciendo a extremos increíbles al grupo de hombres que había en el centro del poblado. Uno de ellos estaba atado a un poste. Diez guardas forestales lo rodeaban, todos ellos de la tribu de los baenga, al oeste del Congo, conocida en otros tiempos por su feroz canibalismo. Bromeaban apuntándole con sus rifles, empujándose entre sí, golpeando al hombre amarrado al poste a cada poco, mientras se las prometían muy felices en cuanto cesara la lluvia y pudiesen continuar su búsqueda, la persecución de los que habitaban aquel poblado y habían huido para no tener que trabajar. Matar, en aquel tiempo, no estaba mal visto.

Anda que no mola mucho más esta última. ¿Que dice «rainforest» (bosque tropical o pluvial)? Pues nos inventamos que está lloviendo, lo metemos en la historia y vamos adornando todo lo demás. Expreso mi admiración total por esta nueva corriente artística que deja anticuado el viejo concepto de basarse en el texto original.


Conclusión

Ya podéis adivinar el resto de la película, ¿verdad? He ido comprobando fragmentos de relatos (tampoco me pagan por hacer un análisis exhaustivo) y aunque las divergencias son a veces mayores y otras menores, se trata en general de una traducción «creativa» que se aleja del original e inventa muchos elementos. ¿Motivos? Esto ya se trata de conjeturas; sospecho que en algunos casos simplemente no pilla el significado del texto en inglés e improvisa, pero evidentemente hay algo más porque la tendencia siempre es hacia engordar el relato.

Tirando del hilo, descubro que José Luis Moreno-Ruiz tenía un blog (http://moreno-ruiz.blogspot.com.es/) que ya ha sido eliminado, pero he encontrado en Leyenda.net un texto muy revelador tomado de allí en 2012 donde hablaba de sí mismo y sus trabajos (la negrita es mía): «Unos catorce volúmenes publicados, entre novela y narraciones, así como más de tres docenas de traducciones de distintos autores (dicho así, al peso, que es como las pagan)».

A buen entendedor pocas palabras bastan. Está claro que alguien quiso dar rienda suelta a su imaginación y de paso cobrar unas perrillas más por la traducción de este libro. Ahora bien, una editorial tan prestigiosa como Valdemar no debería consentir que un texto así lleve catorce años en su catálogo, reediciones incluidas, sino que debería preparar una nueva traducción. Y esta vez de verdad, por favor.

Adenda 11/12/17

Este artículo se ha movido por las redes sociales y en estos tiempos de interconexión ha llegado enseguida a conocimiento de la gente de Valdemar. La respuesta de Rafael Díaz Santander, creo que de interés para todos, es la siguiente (remarco en negrita una frase muy importante):

«Estimados amigos, he de decir que tenéis razón. José Luis Moreno Ruiz nos la jugó de mala manera. […] Cuando nos dimos cuenta de su "labor creativa" en algunas traducciones ya era demasiado tarde. Tuvimos que volver a traducir dos traducciones ya pagadas […]. Es muy difícil expresar el malestar que todo esto nos produce. Respecto a los "Nuevos cuentos de los mitos de Cthulhu", os puedo comentar que hace un par de semanas, a raíz de su reedición, hemos encargado una nueva traducción a cargo de un nuevo traductor. En Valdemar siempre hemos tratado de cuidar las traducciones y hemos contado y contamos con muy buenos traductores. El perjuicio que nos ha causado este individuo JLMR es muy grande y costoso de reparar, pero también asumo nuestra parte de culpa al no haber detectado antes este problema».

Repito aquí que este gesto honra la labor editorial de Valdemar. Estaremos atentos a la publicación de esta antología con la nueva traducción que, de seguro, será mucho más fiel a lo que concibieron sus autores.

Adenda 10/01/22

En octubre pasado apareció finalmente la nueva edición de «Nuevos cuentos de los mitos de Cthulhu» en la colección Diógenes de la editorial Valdemar (cuando ya llevaba desde mayo de 2018 en Gótica, que es más cara y en tapa dura). Creo que podrían haberlas reeditado más próximas en el tiempo, y no vender a la vez dos traducciones muy diferentes, pero supongo que querían amortizar gastos.

Como podéis imaginar, la traducción de esta reedición, obra de Juan Antonio Santos, es mucho más fiel al original (y mucho menos creativa). Para muestra, un botón de Black Man with a Horn:

Original de T.E.D. Klein

He claimed there were tiny red spiders that jumped as high as a man’s shoulder—“there was a girl in the village gone half-deaf because one of the nasty little things crawled in her ear and swelled so big it plugged up the hole”.

Traducción de Juan Antonio Santos

Afirmaba que había unas diminutas arañas rojas que saltaban a la altura del hombro ("había una niña en la aldea que se había quedado medio sorda porque uno de aquellos bichos asquerosos se le metió en la oreja y se hinchó tanto que tapó el orificio").

Traducción de José Luis Moreno Ruiz

Y arañas tan grandes como la espalda de un hombre. "Había una muchacha en una aldea a la que se le metió por la oreja, mientras dormía, una araña. Fue creciendo en su vientre de tal manera, que todos la supusieron embarazada. Al cabo del tiempo normal de un embarazo, alumbró uno de esos sucios bichos, más grande que las espaldas de un hombre de dos metros".

Sobran los comentarios.

viernes, 1 de diciembre de 2017

La antología que no fue

Para que veáis que las cosas no siempre salen bien, y que de hecho lo más habitual es que descarrilen, os cuento una historia.

En abril del año pasado me topé con la convocatoria de una editorial recién surgida, Bicycled Editorial, para preparar una «antología en homenaje a Isaac Asimov». Así de buenas a primeras sonaba un poco raro, la cifi es un mercado muy cerrado al que no conviene lanzarse sin red, pero como tenía un cuento que encajaba razonablemente bien con lo pedido, me dije «adelante, ellos sabrán lo que hacen».

En mayo les envié el relato (que tuve que registrar en Safe Creative, menudo rollazo, porque así lo exigían las bases del concurso), me dieron acuse de recibo y un mes después, a finales de junio, recibí otro correo que decía: «Tras leer su relato, nos alegra comunicarle que ha sido preseleccionado para participar en la Antología Asimov en la que estamos trabajando. En los próximos meses le comunicaremos la decisión editorial final con el resultado de la evaluación. Así mismo, le invitamos a que nos mande otros textos que pueda considerar interesantes de cara a esta Antología o en el formato Novela.»

Evidentemente no envié nada más, ya tengo la piel curtida en estas lides y me creo las cosas cuando las veo y no antes. Pero incluso las editoriales más efímeras suelen lograr sacar uno o dos libros antes de chapar. No en esta ocasión: nunca hubo más noticia de Bicycled, pública o privada. A fecha de hoy la editorial ha desaparecido sin dar ninguna explicación. La web, la dirección de correo, las cuentas en redes sociales, todo abandonado.

Entiendo que a veces los proyectos se tuercen, son cosas que pasan y no hay que rasgarse las vestiduras. Pero ¿qué cuesta enviar un correo a la gente que tenías seleccionada para informarles de la situación y que sepan que pueden seguir moviendo sus textos por ahí, a ver si hay más suerte? En mi caso no era más que un relato corto, pero me pongo en el lugar de quien estuviera esperando que le publicaran una novela, que como veis también admitían, y es como para mosquearse.

sábado, 25 de noviembre de 2017

Votos de los Ignotus

Como cada año, la AEFCFT ha hecho público su informe sobre las votaciones para los Premios Ignotus 2017. Reconozco que la curiosidad me ha llevado a mirarlo y resulta que La Fuente de las Tinieblas se ha llevado cinco votos a la mejor antología 😃. Muy lejos de las que pasaron a la final, por supuesto, pero hace ilusión que cinco personas crean que tu libro es de los mejores que se han publicado ese año (en este caso los premios se refieren a 2016).

Debido a un error, uno de los votos se ha contabilizado como para «Los Mitos de Cthulhu», que es el título de la colección de Edge. Menos mal que el pase a la final no ha ido de ese voto, o aquí arde Troya…

Además, se han llevado un voto como mejor cuento mis siguientes relatos: Cuentacuentos, El antiguo símbolo, La sombra bajo Diógenes y Las erratas en las paredes (todos ellos de La Fuente de las Tinieblas), Fiesta pagana (de Calabazas en el Trastero: Máscaras) y Sacrificio (de Hierro y Huesos).

Y todo esto sin hacer campaña ni dar la lata pidiendo votos como hace tanta gente, así que muy contento.

Por supuesto, muchísimas gracias a los que me hayáis votado, no soy de darle mucha importancia a los premios pero como decía mi abuela, sois más majos que las pesetas 😉.

viernes, 17 de noviembre de 2017

Elige tu destino

Hace ya un tiempo quise participar en un concurso literario donde el tema propuesto eran los libros malditos (o algo por el estilo). Buscando un planteamiento original pensé: ¿y si le doy forma de librojuego, de esos de «elige tu propia aventura», pero que sea el propio texto que estás leyendo el que es maligno y va manipulando a su lector?

Me pareció que merecía la pena intentarlo y acabé redactando este Elige tu destino. En el proceso aprendí muchas cosas, para empezar que hacer un texto interactivo, aunque sea tan breve como este, requiere mucha planificación y esfuerzo. Que todo encaje, que las ramas se abran y luego confluyan del modo adecuado, ofrecer opciones razonables pero que no se te vaya todo de madre… Más otras dificultades propias de un texto que habla con su lector; principalmente mantener un mínimo de calidad literaria cuando no puedes meter descripciones ni textos de apoyo, y que se entienda lo que intentas comunicar.

Aunque el resultado final me dejó razonablemente satisfecho (sin tirar cohetes), mi propuesta no fue del agrado de la editorial y desestimaron mi relato. Era de esperar. Pensé que ahí se acababa todo, porque evidentemente una cosa así no tiene salida en una publicación tradicional, pero el otro día me acordé de él y me dije que podía quedar bien en el blog, aprovechando de paso las posibilidades que ofrece un entorno digital.

Así que (y espero que todo funcione bien), aquí lo tenéis. Elegid con sabiduría vuestro destino… porque no hay vuelta atrás.

Elige tu destino


#1

No temas y adéntrate en estas páginas. Ya sabes que este es un libro muy especial, seguro que te lo ha comprado o regalado alguien que te aprecia mucho. Verás que disfrutarlo es muy fácil, sólo tienes que tomar una decisión de las que se te ofrecen al final de cada entrada. ¿Todo claro? Estupendo, comencemos…

Deja volar tu imaginación y sitúate en un mundo de fantasía, lleno de monstruos y tesoros. Eres un joven aprendiz de hechicero que ansía graduarse y vivir grandes aventuras. Sin embargo, un muchacho del pueblo, un basto e inculto campesino, está siempre molestándote. Hoy te ha puesto la zancadilla cuando pasabas para que cayeras al barro, y él y sus amigos se han burlado de ti.

  • Si usas tus recién adquiridos poderes para demostrarle quién manda aquí, ve a #8.
  • Si prefieres impresionarles para que él y su grupo se conviertan en tus amigos, ve a #11.
  • Y si por el contrario no quieres rebajarte a su nivel y te centras en tus estudios, ve a #15.

#2

Oh, vaya, mira quién asoma. Hola, chico, últimamente te veo poco. Se nota que lo pasas bien. ¿Ves como has olvidado ya a aquella chica y tanto romanticismo trasnochado? Estas que te ofrezco son mucho mejores, y no se niegan a nada cuando hay lujo y dinero de por medio. Dime, ¿qué más puedo hacer por ti?

  • Claro que te puedo conseguir algo para aguantar el ritmo. No queremos que tantas noches sin dormir te pasen factura. Es más, creo que de ese modo serás aún más popular entre tus nuevas compañías. Ve a #25.
  • Sí, es verdad, en tu nueva vida necesitas un medio de transporte a tono. No, una limusina con chófer es demasiado formal, mejor un deportivo que impresione de veras, y con nuestras influencias nadie investigará si tienes carné o no. Ve a #28.
  • ¡Ah, pillín! No te falta razón, en público uno no puede desinhibirse tanto como desearía. Necesitas un nidito de amor bien discreto adonde llevarte a tus conquistas, yo me encargo. Y cuando necesites algo más ve a #21.

#3

He de reconocer que por una vez me has impresionado. Has reunido el valor que te faltaba y has arrojado el libro al fuego, la hoguera que tú mismo has encendido en el patio de tu casa con periódicos viejos y cartones. Estabas nervioso, se notaba. En todo momento pensabas que iba a ocurrir algo, que te iban a descubrir o, peor aún, que yo lo impediría de algún modo. Me tienes miedo, ¿verdad? Haces bien.

Pero no ha sucedido nada, aparte de ese inquietante chillido que has creído oír cuando las lenguas de fuego han abrazado las cubiertas del tomo. Ha ardido, como cualquier otro libro.

Después de pasar el día entero en vilo, al comprobar que nada extraño sucedía has empezado a relajarte. Al caer la tarde has regresado al patio (¿no se regresa siempre al lugar del crimen?), y entre las cenizas sólo quedaba esta hoja, medio consumida por las llamas y arrojada a un lado por el aire caliente que subía de la lumbre. Unas últimas palabras que ya no te dan miedo.

Ahora irás a acostarte, convencido de que la pesadilla ha terminado. Que tengas dulces sueños.

  • Mañana irás a #7. ¿Que esa entrada se ha consumido junto al resto? No importa.

#4

Así que estás decidido a dejarlo. Mira, normalmente no se puede abandonar, es una especie de pacto, pero como en cierto modo te engañé para que aceptaras, creo que te mereces una oportunidad de librarte de esto. Ya ves, no soy tan malo. Vamos a dejar que decida el azar; si tienes suerte te dejaré en paz para siempre, ¿te parece bien?

De acuerdo, coge un dado. Sí, uno normal del parchís valdrá. Tíralo.

  • Si sale de 1 a 5, ve a #24.
  • Si sale 6, ¡premio! Ve a #27.

#5

Ya está todo arreglado, ese tipejo nunca volverá a acosarte. Ni a ti ni a nadie más. Sí, ya supongo que habrás pasado un mal rato en el insti, pero era necesario recurrir a soluciones drásticas, esa gente no aprende por las buenas. ¿Te has fijado en su rostro amoratado cuando se lo llevaban los de la ambulancia? Y le ha dado justo cuando intentaba molestarte. ¿Cómo te has sentido, poderoso? Seguro que sí. Los demás te tienen miedo, lo he visto. Disfruta de esa nueva sensación, uno nunca se cansa de ella.

  • Tengo grandes planes para ti. Si estás listo para seguir, ve a #20.
  • ¿No quieres seguir leyendo? De acuerdo, tienes que asimilar todo esto, nos encontraremos en #22.

#6

Eso es, buen chico, deja de luchar contra lo inevitable. ¿No hay nada más que pueda hacer por ti? Muy bien, entonces ahora cogerás este libro y se lo darás a otra persona. Puedes decirle que es un regalo, que se lo pasará bien leyéndolo, es lo que te contaron a ti, ¿no?

Prefiero que sea alguien joven e influenciable, como eras tú antes de destrozarte, pero en el fondo da igual. Me gustan los desafíos y esta vez ha sido demasiado sencillo.

FIN

#7

Sé lo que te sucede. Has pasado mala noche, soñando continuamente que te deshacías de este libro, que lo destruías y volvías a ser libre. Pesadillas entrecortadas que se entrelazaban de forma confusa con los recuerdos de los días previos.

Al despertar te sentías desorientado, los sueños se confundían con la realidad, y encontrar ahí el libro, apoyado en tu mesa como si nada, te ha enfurecido. No ibas a abrirlo, esa era tu intención, piensas acabar con esto de una vez para siempre. Pero no has resistido mirar esta página antes de cerrarlo por última vez.

  • No, no vas a seguir leyendo, lo sé. Pero quieras o no, acabarás encontrándote en #3.

#8

Con un pequeño gesto de manos y unas palabras masculladas en la penumbra, el suelo se vuelve resbaladizo debajo de sus pies. Su caída de culo no es sólo dolorosa sino extremadamente ridícula, provocando la burla generalizada de cuantos lo presencian, incluyendo su grupo de fieles secuaces. Cuando intenta levantarse para recuperar su dignidad, vuelve a resbalar y cae, esta vez de bruces. Le miras con una sonrisa de superioridad que no le hace ninguna gracia.

  • Guiándote siempre por la caballerosidad, le ayudas a levantarse. Pasa a #14.

#9

Ajá, aquí está nuestro joven donjuán. ¿Te lo pasaste bien? Yo diría que sí, ¿eh? Puede que no lo recuerdes con demasiada nitidez, me temo que me metí un rato en tu cabeza. Buena moza, un tanto timorata para mi gusto.

Claro, ese es el secreto, me gusta disfrutar un poco de los deseos que concedo, ¿qué gracia tendría si no para mí? Si estamos juntos en esto tenemos que compartir las cosas como buenos compañeros, ¿no te parece? Y creo que fue oportuno que tomara el mando, estabais demasiado melindrosos, haciendo manitas y eso. Hay que aprovechar la ocasión y llegar hasta el final. ¿A eso ibas, no? Sí, se resistió un poco, no te engaña la memoria. Uno creería que las chicas de hoy estaban al cabo de la calle de estas cosas, la verdad.

  • Si quieres seguir gozando de cuanto te ofrezco, vamos a #20.
  • ¿De veras piensas pedirle disculpas mañana? Por favor, eres patético. Está bien, te veré en #18 cuando te calmes.

#10

Parece indecisa, pero finalmente rehúsa tu ofrecimiento con la excusa de protegerse de las habladurías. Consternado, contemplas como se aleja con sus elegantes andares. Parece que no será sencillo ganar su corazón, pero no te resignas a olvidarla.

Ya hemos avanzado bastante por hoy, ¿no te parece? Deja el libro y ve a dormir, hay que cuidar la vista. Mañana continuaremos por #19.

#11

Apenas necesitas unos sencillos juegos de manos para captar la atención de esas mentes simples. Haces aparecer de la nada monedas y animalillos, trucos de aprendiz que sin embargo los entretienen y les hacen reír.

Por desgracia, la repentina aparición de uno de tus tutores pone fin al espectáculo. Te recrimina el uso recreativo de la magia, contrario a los principios de la academia, y eso desencadena de nuevo la hilaridad de tu público. Dudas que tu actuación haya supuesto para ti una auténtica mejoría, antes al contrario.

Ya hemos avanzado bastante por hoy, ¿no te parece? Deja el libro y ve a dormir, hay que cuidar la vista. Mañana continuaremos por #19.

#12

Tranquilo, ya sé que mañana es la evaluación. No te preocupes, tus calificaciones serán mucho mejores de lo que esperas. Ah, sí, eso. ¿Te ha pedido que te quedes al final de clase? Y te ha amenazado, vaya, qué poco elegante por su parte. Me imagino la cara de incomprensión que habrás puesto.

Bueno, algo hay. Tuve que hacerles llegar a tus profesores algunos anónimos aconsejándoles que te pusieran un 10, o de lo contrario ciertos asuntillos de su pasado saldrían a la luz. Así es como funcionan las cosas, no puedo simplemente cambiar tu nota como por arte de magia, y aunque pudiera, alguien se daría cuenta enseguida y la corregiría. Tienen que hacerlo por propia voluntad, aunque haya que «animarles» a ello.

Los demás no me preocupan, pasarán por el aro por la cuenta que les trae. Pero este tipo es un hueso duro de roer, igual se resiste. Ya te ha suspendido unas cuantas veces en el pasado, ¿verdad? Puede ser un problema, ¿qué hacemos con él?

  • Si deseas que nos lo quitemos de encima, nada más sencillo. Ve a #30.
  • Pero si no hacemos nada, nos arriesgamos a que vuelva a suspenderte; luego no te me quejes en #16.

#13

Oh, vaya, si tenemos aquí a un intruso. No hay ninguna elección que conduzca a esta entrada, así que has hecho trampas y debería castigarte por ello. Castigarte lentamente y con crueldad. Pero, ¿sabes qué? Me gustan los tramposos, está en mi naturaleza. Así que en lugar de eso te voy a contar un pequeño secreto: lee la primera letra de cada entrada y descubrirás la clave que te permitirá escapar de esta situación en la que te has metido. No hace falta que me lo agradezcas, soy así.

#14

Reacciona mal a tu gesto; de alguna forma intuye que estás detrás de lo que le ha ocurrido, aunque no pueda demostrarlo y nadie más encuentre resbaladiza esa zona. Tendrás que andarte con ojo en lo que a él respecta.

Ya hemos avanzado bastante por hoy, ¿no te parece? Deja el libro y ve a descansar, hay que cuidar la vista. Mañana continuaremos por #19.

#15

Ignorando a esos patanes, te concentras en tus estudios. Las pruebas finales se hallan próximas y no puedes permitirte defraudar a tus mentores. No sólo eso, sino que además ansías impresionar a una compañera de la academia de magia por cuyo amor suspiras desde hace tiempo.

Al realizar a la perfección durante las prácticas un complicado gesto arcano, captas sobre ti la admiración de esa muchacha, que aparta rápidamente la mirada al reparar en la tuya.

  • Aprovechas para ofrecerle tu ayuda de cara a las pruebas, pasa a #10.

#16

Admítelo: te advertí que podía pasar esto. Sí, las notas han mejorado, pero ese profesor ha vuelto a suspenderte a pesar de nuestra… persuasión. Y si permites que se salga con la suya, pronto los demás perderán el miedo a que se destapen sus secretos y se vengarán de ti. Has sido débil y eso siempre se paga.

Estoy muy defraudado contigo, te ofrezco un poder único y te niegas a aprovecharlo como es debido; me parece que no tienes lo que busco. Creo que es mejor poner fin a nuestra relación, y lo haremos en #29.

#17

Empecemos por algo fácil que no te cree cargo de conciencia. Los dos sabemos que últimamente tus notas no son gran cosa, y a tus padres les daría una alegría que dejaras de suspender asignaturas. ¿Qué me dices? Eso no hace daño a nadie, por no mencionar lo que beneficiaría a tu futuro.

  • Si no te opones, me encargaré de que mejoren. Nos veremos en #12.
  • Pero si ni siquiera eso te parece aceptable, no puedo obligarte a elegirlo, esas son las normas. ¿Qué tal si lo hablamos en #4?

#18

Sí, sí, lleva varios días sin ir a clase. Mira, chaval, es mejor que lo sepas ya: tuvo una crisis y la han cambiado de centro. Esa chica tampoco era nada del otro jueves, asúmelo. Y tampoco la obligamos a hacer nada que no hagan muchas otras, si no ha podido soportarlo es porque era una estrecha.

¿Eso son lágrimas, tan colado estabas por ella? No seas blando, puedo conseguirte muchas más. Para, me das asco y vas a mojar las páginas. Odio eso.

  • ¿Vas a cerrar el libro? Está bien, tómate un descanso para despejar la mente, ya seguiremos en #22.

#19

¿Te sientes sorprendido, asustado quizá? Menos mal, ya pensaba que no te ibas a dar cuenta nunca.

Sí, las cosas que ocurren en este libro afectan a la realidad. Es un alivio, me estaba cansando de esta bobada pseudomedieval. Te gusta la chica, odias al abusón, te gustaría ser popular, ¿por qué tienes que ocultártelo a ti mismo, si es lo más natural?

Eres muy afortunado por haberme conseguido, tu vida está a punto de cambiar para mejor. Hasta ahora sólo has visto pequeñas muestras de mi poder, que no han alterado verdaderamente tu existencia cotidiana. Pero no vamos a detenernos ahí. No te contengas y dime, ¿de qué nos ocuparemos primero?

  • Si aún no te lo acabas de creer, te haré una pequeña demostración de mis poderes. Vamos a #17.
  • ¡Eh, no te asustes, espera, sigue por #23!

#20

Así me gusta, hay que gozar la vida a fondo. Olvídate de los estudios, de la familia y de todas esas tonterías, conmigo conseguirás las cosas que siempre has ansiado de verdad: mujeres, dinero, emociones fuertes… Tú déjate guiar y disfruta.

  • Creo que vas a quedar más que satisfecho con tu nueva vida, pero si en algún momento quieres volver a tratar conmigo, sabes que te espero en #2.

#21

Se te fue la mano, vale, sí. Es normal, no le des más vueltas. En los momentos álgidos de la pasión el sexo y la muerte se confunden, Eros y Tánatos se funden en un abrazo, es un placer reservado a los poderosos. ¿Disfrutaste el momento? Sé sincero, claro que sí.

Olvida los remordimientos, hay muchas de donde salió esa, no te preocupes. Sigue mis instrucciones y nadie encontrará el cuerpo. Y por supuesto no dejes de vivir al límite, ya has visto lo adictivo que es.

  • Sabes que sigo a tu disposición en #26.

#22

¿Crees que es tan fácil deshacerse de mí como tirar el libro a la basura y ya está? Sé cómo volver a tus manos. Lee bien lo que te digo: no podrás dejarlo hasta que yo diga que se ha acabado. Tendrás que ver cómo lo encajas.

  • Si prefieres consultarlo con la almohada, hazlo y luego ve a #7.
  • Si has comprendido por fin que no hay modo de escapar, pasa a #6.
  • Y si no soportas más la tensión, no seré yo quien impida que te quites de enmedio. Ve a #29.

#23

Otra vez por aquí… Hacía tiempo que no nos veíamos. ¿Cuánto ha pasado, tres semanas? Aquí dentro el tiempo se hace eterno, no imaginas qué aburrimiento supone.

Y todo por nada, porque te asustaste como una niñita sólo porque intenté ayudarte a mejorar tu vida y arrojaste el libro a un rincón de tu cuarto. ¿De qué te ha servido? Las cosas han ido a peor, lo sé. Está lo del trabajo de tu padre, que pende de un hilo. Y tu madre no se encuentra nada bien, ¿verdad? Esos dolores… Espero que no sea algo grave, pero estas cosas suelen acabar mal.

No te engañes, chaval, ahora tienes que seguir adelante. Sí, es lo malo, una vez se empieza a jugar no se puede parar o acabas pagándolo de otra forma mucho peor. Vamos, no te preocupes, ya has visto que es divertido. ¿Qué te apetece ahora?

  • Si prefieres conseguir a la chica, dame un par de días para arreglarlo todo y ve a #9, ¿de acuerdo?
  • Ah, sí, el tipo ese te sigue molestando, me había olvidado de él. Es hora de solucionarlo, mañana cuando vuelvas a casa nos vemos en #5.
  • Pero si de veras te niegas a continuar, supongo que tendremos que hablar de ello. Ve a #4.

#24

No tienes suerte, chico, la diosa Fortuna ha hablado. Ahora, ¿qué tal si nos dejamos de vacilaciones y seguimos adelante? Porque se me está agotando la paciencia.

  • ¿Estás harto del abusón del insti? Pues vamos a #5.
  • ¿O es la chica que te hace tilín la que no te deja dormir por las noches? Ya sabes que en #9 hallarás la solución a tus desvelos.

#25

De una sobredosis, sí, era previsible. No saben controlar, no son como nosotros; intentan ponerse a nuestra altura y se queman como Ícaro.

Y tú le pasaste las pastillas, deduzco, o todo esto no te preocuparía lo más mínimo. Bueno, no iba por buen camino, eso cualquiera podía asegurarlo, yo no le daría mayor importancia. Hoy día todo el mundo se droga en esas fiestas, no creo que se preocupen de trazar el origen de las sustancias. Y por supuesto no dejes de vivir al límite, ya has visto lo adictivo que es.

  • Sabes que sigo a tu disposición en #26.

#26

¿Escuchas las sirenas que se aproximan? Diría que vienen a por ti. Sí, creo que esta vez no te salió bien la jugada, es el final del camino.

No, amigo, yo no puedo salvarte de tus actos, nunca te dije que todo esto no tuviera consecuencias. Te lo advertí, recuérdalo. ¿Culpa mía? ¿Cómo puede ser mi culpa, si yo sólo te he ofrecido algunas opciones que tú mismo has elegido? No, me temo que aquí sólo hay un culpable.

Y de todos modos, ¿qué piensas contarles, que todo fue por un libro que iba guiando tus acciones? No me hagas reír. Así, como mucho, conseguirás una reducción de pena por trastorno mental, y las burlas en el juzgado.

Así es, ya suben. Me temo que esto es un adiós, yo seguiré mi camino y tú... Vaya, tú no. Qué pena.

FIN

#27

No, no has sacado un 6. Muchacho, no me gusta que me mientan, es algo que ya deberías saber. Creo que necesitas una lección. Veamos… ¿Qué se oye por ahí?

¡Oh, tu pobre mascota! Qué lástima, así de repente. Bueno, ya se sabe que estos bichos no viven mucho tiempo.

¿Vas a ponerte a llorar ahora? Deberías haberlo pensando antes de intentar engañarme. Ahora espabila, no podemos esperar eternamente.

  • Es normal que en clase abusen de un blandengue como tú, pero creo que agradecerás que me ocupe de eso. Mañana lee #5, todo estará solucionado para entonces.
  • Y ya es hora de que te hagas un hombre, y dejes de soñar con lo que puedes obtener fácilmente. Dame un par de días y cuando llegue el momento ve a #9.

#28

Atropellado, vaya. Manejar un motor de tanta potencia no es tan fácil como parece en las películas, ¿verdad? Pero podemos encargarnos del asunto. Total, un pobre idiota que regresaba a su casa a esas horas de la noche de un trabajo de mierda tampoco despertará excesivo interés. Si le ofrecemos un dinero a su familia todo quedará enterrado, confía en mí.

Y por supuesto no dejes de vivir al límite, ya has visto lo adictivo que es.

  • Sabes que sigo a tu disposición en #26.

#29

Desde el primer momento comprendí que eras débil, que no sabrías apreciar la oportunidad que ponía en tus manos. He hecho lo que he podido, pero no tienes madera. Moral, sentimientos… qué formas más tontas de limitar tu poder. Está bien, pongamos punto final a esta charada.

Aprovecha ahora que no hay nadie en casa, llena la bañera de agua tibia y coge una cuchilla de afeitar de tu padre. Ahora métete, ya sabes lo que hay que hacer. No, hombre, así no. Los cortes de la muñeca han de ser longitudinales, nunca transversales. No seas también un fracasado a la hora de quitarte la vida.

Y no te preocupes por mí, sabré hallar el camino a otro lector, igual que acabé en tus manos.

Yo siempre paso página.

FIN

#30

Ouch, qué mala pinta tienes. Ese ojo, ay ay… Te estaba esperando en el portal, sí, no he podido avisarte a tiempo. Bueno, era un riesgo que asumíamos, le han expulsado de la enseñanza y era previsible que no lo encajara con deportividad. Míralo por el lado positivo, esos cardenales pasarán y él nunca volverá a ponerte un suspenso.

¿A tus padres? Pues diles que te han pegado unos compañeros por envidia a esas notas tan buenas que has conseguido. ¿A que están orgullosos? Venga, muchacho, París bien vale una misa. Y ahora que ese asunto está resuelto, tenemos que fijarnos en metas más grandes.

  • Ahora que los estudios han dejado de ser una preocupación, vamos a ocuparnos de tus verdaderas aspiraciones, sin cortapisas. ¿Te suena bien? Pues vamos a #20.
  • Oh, venga, quien algo quiere algo le cuesta, no te irás a rajar sólo por haberte llevado un par de tortas. ¡Volverás, lo sé, y nos encontraremos en #23!

Si quieres ver todas las entradas, como se vería en un libro, pulsa aquí.

Nota: La imagen que encabeza el artículo se titula Mysterious Book y es obra de StalkerAE.

Adenda 03/01/18

El inefable AZ ha preparado un estupendo grafo de opciones de «Elige tu destino», por si os pica la curiosidad. Pero jugad antes la historia, porque este esquema destripa todos los trucos .

miércoles, 8 de noviembre de 2017

Pena capital (micro)

Desde siempre he tendido a darle vueltas al concepto de justicia, en un plano más bien filosófico. Hasta qué punto alguien es culpable, hasta qué punto es inocente, quién es el último responsable de que ocurra un crimen… ese tipo de cosas.

Tengo por ahí redactados varios textos sobre esos temas, incluso relativamente largos, aunque es difícil escribir algo extenso y que no parezca demasiado maniqueo (es lo que hemos hablado a veces de no permitir que la ideología gobierne la narración). Por eso estos conceptos quedan mejor plasmados en microrrelatos, donde puedes conservar la abstracción de situaciones generalizables y personajes simbólicos.

El objetivo con este era no pasarse de quinientas palabras y son 442, así que por ese lado cumple. Espero que os guste el resultado.

Pena capital

Los policías le condujeron hasta una pequeña sala de la jefatura. Delante del escritorio sólo estaba la silla libre en la que le conminaron a sentarse. Al otro lado, bajo la luz de una lámpara de mesa, había un hombre de aspecto poco amistoso que leía una ficha en alto con voz átona. Tardó unos segundos en reconocer que eran su datos personales: nombre, número de identificación y dirección actual.

—¿Son correctos los datos? —preguntó el tipo.

—Sí, sí —contestó ansioso—, pero no entiendo por qué me han detenido.

El hombre del otro lado, al que los agentes se habían dirigido como comisario, se arrellanó en su butaca.

—Es en relación con el caso de la pareja del lago —explicó, y como su interlocutor no parecía entender, añadió—: El crimen.

—¿Cómo? Ah, sí, lo recuerdo, salió en la tele. Pero le juro que no tuve nada que ver, soy un ciudadano honrado. Además, ¿no pillaron ya al que lo hizo?

—Algo así. Un sospechoso fue acusado, juzgado y declarado culpable. Fue ejecutado hace dos semanas. —Se tomó unos segundos antes de continuar—. Pero ahora se han descubierto pruebas que demuestran su inocencia.

—Vaya, ¿y se ha reabierto la investigación? —conjeturó el detenido—. Pero le repito yo no he matado a nadie, señor comisario. ¡Si hasta fue en otra ciudad, nunca he estado allí!

—Lo sé. No es el crimen del lago el que nos ocupa hoy.

Ahora sí que no comprendía nada. ¿Para qué estaba allí entonces? Se volvió hacia los agentes que permanecían a su espalda en busca de un gesto de apoyo, pero no lo halló.

—No entiendo… —balbució.

—Bueno, una persona fue ejecutada por un delito que no había cometido —dijo el comisario—. Eso es un asesinato, ¿no le parece? Y la ley es muy clara al respecto: los colaboradores necesarios deben recibir la misma pena que los autores materiales.

—¿Colaborador necesario? ¿Quiere decir como un cómplice? ¡Pero soy inocente, no he hecho nada malo!

El comisario agitó un papel que había tenido todo el tiempo delante sobre su mesa, lleno de líneas manuscritas y garabatos.

—Tengo aquí la prueba incontrovertible de lo contrario. Usted consignó una petición para que la pena de muerte fuera reinstaurada, como finalmente se hizo. Eso es colaboración necesaria.

Le puso delante la hoja. Sí, él había firmado para que aprobaran esa ley, pero…

—Yo… pensé… como mucha otra gente…

—En efecto, vamos a tener mucho trabajo estas semanas. Venga, lleváoslo.

Los mismos agentes que lo habían traído hasta allí le cogieron de los brazos y los arrastraron al calabozo, ajenos a sus gritos, mientras el comisario hacía pasar al siguiente.

lunes, 30 de octubre de 2017

El tamaño sí importa

Cuando uno escribe para sí mismo es libre de hacerlo como más le plazca (o le pluga, me encanta esa conjugación arcaica), pero conforme empieza a albergar esperanzas de que sus proyectos vean la luz pública se plantea qué extensión le conviene más. ¿Libro tocho, relato breve, un término medio…?

Cuando surge este tema siempre hay quien dice que uno no debería preocuparse de la extensión, sino escribir libremente según le pida su historia. Por supuesto en parte tienen razón, pero igualmente conviene tener una idea más o menos aproximada de lo que tenemos por delante, por dos motivos. El primero es que el estilo y las técnicas que usemos varían completamente entre un tipo y otro (prueba a escribir una novela al ritmo narrativo de un relato corto, no hay quien lo aguante), y el segundo es que de la longitud del texto pueden depender mucho sus posibilidades de ser publicado. Esto es aún más válido en concursos y certámenes, que suelen imponer un límite estricto a la extensión de las obras aceptadas.

La medición más habitual de un texto es en función del número de palabras (hay quien se complica más la vida, con folios, caracteres y demás, pero esos individuos deberían ser expulsados de entre las gentes de bien). En el mercado literario en general, y en especial dentro de la literatura de género, se han ido imponiendo las normas de los premios Nebula, que son tal que así:

Categoría NebulaTraducción aprox.Extensión
Short StoryRelato corto<7.500 palabras
NoveletteRelato largo7500–17.500 palabras
NovellaNovela corta17500–40.000 palabras
NovelNovela≥40.000 palabras

Es un baremo útil pero un tanto confuso. Primero por los nombres de las categorías, ya que en castellano no tenemos ni novelette ni novella, sólo novela a secas, y por eso he añadido el término equivalente más común por estas tierras. Y segundo porque son divisiones que no acaban de encajar con el mercado actual. Voy a desgranar cada una y lo que cabe esperarse.

El relato corto es lo más fácil de publicar, normalmente en antologías colectivas (aunque ya no están tan de moda). La mayor parte de las convocatorias piden alrededor de las 5.000 palabras, por lo que es una extensión muy versátil, aunque la cosa puede variar de 3.000 a 7.500 palabras, según (estoy dejando fuera a propósito el microrrelato, que tiene su propio universo). El relato corto permite mucha experimentación y calidad literaria, por lo que me parece un excelente punto de partida e incluso de llegada. Debo decir no obstante que hay cierta trampa aquí porque, de igual modo que es relativamente sencillo publicarlos, es muy difícil tener éxito y mucho menos publicar una antología de relatos en solitario (un editor siempre preferirá una novela), por lo que existe el riesgo nada desdeñable de quedarse anclado en esa zona y acomodarse demasiado a lo que sabes que va a tener salida. Aquí cada uno debe valorar cómo prefiere ir avanzando, e incluso si quiere avanzar o ya es feliz así.

Al relato largo, en cambio, es complicado darle salida. Incluso los concursos que admiten hasta 10.000 – 12.000 palabras no suelen publicar luego a los ganadores porque no caben demasiados relatos por libro y, como las ventas de antologías colectivas suelen ser entre conocidos (triste pero cierto), no sale rentable. Curiosamente, si un editor accede a publicarte una antología en solitario (por ejemplo haciéndole chantaje) preferirá sin duda relatos largos y no cortos, porque cuando el lector ve que hay muchos textos breves tiende a creer que la mayoría serán morralla. Prejuicios, pero ahí están, así que aprovéchalos y planteáte una antología de relatos largos relacionados entre sí, como hice yo con La Fuente de las Tinieblas.

Como ya he comentado por aquí muchas veces, me encanta la novela corta. Grandes obras de la literatura universal tienen esta extensión que, por desgracia, ha ido perdiendo el favor del público y en consecuencia del mercado editorial. ¿Los motivos? Bueno, la reducción de las tiradas obliga a encarecer el ejemplar individual, lo que perjudica a las obras menos largas porque parecen demasiado caras (como si la literatura se valorara al peso). La parte buena es que en el mercado digital encaja bien la novela corta: se puede vender barata y proporciona una lectura intensa y rápida. Y como no requiere tanto tiempo de elaboración como una novela, al autor le puede salir rentable. También hay actualmente editores tradicionales que intentan apostar por esta categoría, y yo diría que 25.000 – 30.000 palabras (unas 100 páginas) es una extensión interesante.

La novela es la señora indiscutible del mercado editorial desde hace décadas, aunque no sin sus vaivenes. Teóricamente el concepto de novela implica, además de la extensión, ciertas consideraciones narrativas (experiencia intimista, tramas secundarias, etc.), pero actualmente se ignoran alegremente y lo mismo voy a hacer yo. Lo importante aquí es que los editores siempre prefieren novelas a cualquier otra cosa, pero la extensión ideal dependerá del género en cuestión y de la salud del mercado. Por ejemplo, en fantasía venimos de una época donde regía claramente el «cuanto más largo mejor», pero el público ha ido cansándose de tanta paja en el texto y ahora mismo publicar tochos de 500 o más páginas a un autor novel es muy poco viable.

Atendiendo a la clasificación de los Nebula, una novela de 40.000 a 60.000 palabras se va a quedar con casi total seguridad en tierra de nadie; demasiado corta para sacarla en una tirada estándar, demasiado larga para venderla muy barata en tapa blanda, como podría hacerse con una novela corta. Actualmente una buena horquilla serían 80.000 – 120.000 palabras, que se pueden meter fácilmente en unas 300 – 400 páginas, una cantidad por la que el público está dispuesto a pagar un precio razonable, pero como digo depende del género y lo que esté de moda. Mirad lo que vende en cada momento y sabréis lo que buscan las editoriales.

Podríamos considerar que las polilogías (por llamarlas de algún modo: trilogías, pentalogías…) son el escalón siguiente a la novela individual. Sé que hoy día hay muchas sagas conocidísimas y que no hay novela de éxito que no tenga sus continuaciones, pero yo no me lo plantearía de buenas a primeras. Salvo que seáis superfamosos (y entonces no sé qué hacéis leyendo este humilde blog) no deberíais hacerle una propuesta así a un editor, porque la perspectiva de tener que sacar varios tomos incluso si el primero no vende bien puede hacer que le dé el jamacuco. Ahora, si queréis dejaros la puerta abierta a posibles segundas partes, bien.

Buena suerte 😉.

miércoles, 18 de octubre de 2017

Rebaño (microcuento)

Hoy el día ha amanecido lluvioso en Madrid y, mientras esperaba a que un semáforo se pusiera verde para cruzar, me he acordado de este microcuento que escribí el año pasado durante una mañana similar y que nunca había visto la luz.

Esta vez sí que es «micro», 91 palabras nada más. Espero que os guste.

Rebaño

Aún no ha amanecido y encima llueve. Promete ser un día de perros. La adormilada masa humana que ha vomitado la boca de metro se agolpa delante del semáforo, en rojo para los peatones. Pasan coches. Ahora no. En ese instante uno de los de delante echa a andar con decisión y todos vamos detrás sin pensarlo, atravesando el húmedo asfalto, seguros de que hay un hueco en el tráfico. Hasta que llegan los cláxones y el chirrido de las ruedas al patinar, y comprendemos que el primero estaba suicidándose.

Si os apetece leer otro microrrelato con la lluvia como tema principal, pero enfocado de un modo más alegre, también subí al blog Paraguas .

Nota: La imagen, ideal para este micro, se titula Noche de lluvia y es obra de Toni Rodríguez Pérez.

domingo, 15 de octubre de 2017

Tipología paraliteraria

Durante el breve e insatisfactorio periodo en que me esforcé por frecuentar el mundillo de la literatura de género, descubrí para mi asombro que a la mayoría de la gente que estaba allí la literatura en sí le interesaba entre poco y nada, lo que ellos buscaban eran… otras cosas. Pronto acabé por dividirlos con facilidad en estos tres grupos:

El intelectual («hintelektual» para los amigos). A este individuo la literatura le importa un bledo, pero ha descubierto que escribir algo y publicarlo es el modo más barato y sencillo de que te entreguen el carné de intelectual. Da igual lo que haya escrito, de hecho no hace falta ni que lo haya leído nadie (ni siquiera él mismo). Lo que importa es que ha publicado, ergo es escritor, ergo es un intelectual. Fácil, ¿no? De pronto se le permite opinar público de política, terrorismo internacional, crisis energéticas, educación, neurocirugía, ¡de todo! Y siempre lo hace con una seguridad aplastante. Coño, que para eso es un intelectual. Lo malo es que cada equis años tiene que renovar el carné, así que escribe otra chorrada, la publica de cualquier manera y se reincorpora así a la intelligentsia.

El socialite. Para el escritor o escritora de sociedad, como ocurría en el caso anterior, la literatura no es más que una excusa. A él lo que le gusta es todo lo que la rodea: jornadas, charlas, convenciones y sobre todo las presentaciones de libros (si son suyos y puede ser el centro de atención, muchísimo mejor). En el fondo tanto da; clubes de escritura, asociaciones de escritores, redes sociales para matar el gusanillo entre un evento literario y el siguiente… Cualquier situación donde se pueda beber y hacerse las fotillos de rigor le encontrarán de protagonista. Su aprecio por tal o cual corriente literaria es siempre superficial, al fin y al cabo lo último que desea es discutir, ¡él sólo piensa en pasárselo bien!

El metaescritor. Hay que reconocer que a este sí le importa la literatura. Demasiado. Su vida gira en torno a escribir, pero no a escribir tal cual (¡eso sería demasiado fácil!), lo que él hace es escribir sobre cómo escribir. Cada semana sube artículos con consejos para escribir mejor y análisis de las novelas de moda señalando las claves de su éxito, mantiene interesados a sus miles de seguidores con ingeniosas observaciones y, por supuesto, da charlas y conferencias sobre la literatura presente, pasada y hasta futura. Uno podría preguntarse por qué, si tan claro lo tiene, no alcanza la gloria por sí mismo, no sé… escribiendo algo interesante, quizá. Pero él está demasiado ocupado enseñándonos a escribir como para ocuparse de esas minucias.

En fin, ahora comprenderéis por qué dejé de ir a esas cosas (y por qué nunca me invitan ).

viernes, 29 de septiembre de 2017

«Piel» (y lo ilusorio de la originalidad)

Habría mucho que decir sobre la originalidad de las historias (o la imposibilidad de la misma), y esto no es más que una anécdota al respecto. El otro día me topé por casualidad con una ilustración de Michael MacRae, Construct a Shield from Thine Own Flesh. Me impresionó y busqué lo que había escrito el autor sobre su dibujo: «Carefully choosing every word, every phrase, from countless sources, he built himself a script. And in merging this tome with the other in just such a way, he created a powerful hybrid of of ancient charm and modern conjuration. This, if all goes accordingly, will keep him safe, he thought». Me quedé aún más sorprendido.

Y si me impresionó era porque me recordaba sobremanera a Piel, un relato que escribí hace muchos años, a finales de 2004 para ser precisos. De hecho, estrictamente hablando fue lo primero que publiqué, en el sentido de hacer pública una obra, puesto que lo presenté en un certamen abierto del foro de La Llamada de Cthulhu en Inforol (aunque lo hice fuera de concurso, sólo para animar a otros a participar, ya que yo formaba parte del jurado).

Mi historia es anterior (la ilustración de MacRae es de 2013) y por supuesto suceden muchas más cosas que esa simple escena, hay más personajes y giros que prefiero no desvelar de antemano, pero la idea de fondo es notablemente similar. Es como si al dibujarlo se hubiese inspirado en mi relato (aunque sé perfectamente que no fue así). Simplemente las ideas están ahí en el éter, buscando materializarse.

He decidido copiar aquí mi relato por si os interesa echarle un ojo. Es un poco extenso para lo que habitual en un blog (algo más de 2000 palabras), pero espero que no cueste leerlo. Y aunque mi estilo ha evolucionado bastante desde entonces he preferido no corregirlo, sino dejarlo tal cual se vio en el foro en su momento, hace ya tantos años. Veréis que es de los Mitos de Cthulhu, como mucho de lo que escribía por aquel entonces.

Piel (2004)

Desde el primer momento noté que era un hombre extraño. Repulsivo y fascinante. Irradiaba una confianza en sí mismo que desarmaba, que me sedujo por la seguridad que transmitía, pero que no obstante veía a menudo transformada en prepotencia. No me esperaba conocer a alguien así.

Su fama le había precedido, por supuesto; pero cuando una amiga me lo presentó al fin, no supe cómo reaccionar. En parte era por esas sensaciones que emanaban de él, cierto, pero el aspecto físico no me sorprendió menos. En la penumbra del bar de copas creí por un instante que era de tez morena, pero al inclinarse para darme dos besos vi que no era así, sino que tenía como algo escrito en la cara. Con la mala iluminación no pude leer qué era, y además su sonrisa me tenía hipnotizada y absorbía mi mirada.

Tonta de mí, enseguida se me notó lo que sentía por él; nunca he sabido disimular mis emociones. Al poco rato de conocernos sugirió ir a un lugar más cómodo para charlar, y deduje cuáles eran sus intenciones. Y lo que era peor, estaba segura de que me dejaría.

Sin embargo, me sorprendió de nuevo al llevarme realmente a conversar, a un café al viejo estilo donde pedimos un par de tazas calientes. Allí, mientras él hablaba, complacido por tener quien le escuchara sin interrumpir, pude estudiar al fin los extraños signos de su rostro. No eran letras, como había supuesto al principio, sino unos misteriosos símbolos que cubrían su piel de manera irregular. O más bien un solo símbolo, una especie de estrella de cinco puntas con un ojo en el centro, cuyo motivo se repetía por toda la cara una y otra vez, a veces con un tamaño amplio, pero a menudo mucho menor para cubrir los espacios que quedaban entre los ejemplares grandes, como si un Escher del tatuaje hubiera tratado de teselar la superficie de su cabeza. Aquel patrón tenía un efecto casi hipnótico sobre mí. Parpadeó, y observé que sus párpados estaban también tatuados con aquella esotérica estrella; así, siempre me estaba mirando.

Fue un gesto casual lo que hizo que me liberara de ese suave letargo: me pasó un terrón de azúcar y descubrí que sus manos también estaban cubiertas de aquel dibujo, mil veces repetido en distintas orientaciones y tamaños. Aquello me asustó un poco, empezaba a parecerme excesivo tanto amor por el tatuaje. No creo ser muy mojigata a ese respecto, tengo varios piercings en mi cuerpo y un tatuaje en un lugar muy íntimo, pero lo de las manos me descolocó. No había explicación lógica, pero sin embargo se abría paso la sospecha de que aquello no era un adorno, sino que obedecía a alguna inexplicable motivación.

Le estudié con más interés, presté atención a sus palabras, y poco a poco comencé a practicar su juego. Como todos los oradores jactanciosos, pronto condujo la conversación al tema que le interesaba. Por lo normal odio que me hagan eso, pero escuchar sus palabras era tan fascinante como analizar el entramado de su rostro. He de reconocer que las ciencias ocultas me han atraído desde niña, y puedo lograr que cualquiera de mis amigas pase miedo si me lo propongo y ella es mínimamente sugestiva. Pero lo que él contaba traspasaba la frontera de lo que yo sabía o siquiera intuía, su conocimiento en la materia me dejaba anonadada y muy consciente de lo poco que había avanzado en ese camino; me sentía como un niño orgulloso de hacer palotes que de repente tuviera que compararse con un novelista. A él mi reacción le agradó, se notó a las claras: se relajó y cogió más confianza. Era obvio que la mayoría de las personas no congeniaban con sus curiosas teorías. Pero no yo; aunque apenas comprendía lo que decía, algo en mi cabeza me aseguraba que todo era cierto, o al menos que era el reflejo de algo real; una verdad tan profunda que negarla o rechazarla carecía literalmente de sentido.

Sus veladas insinuaciones ocultaban secretos que yo no podía imaginar, que sólo conocería en pesadillas olvidadas después por la mente consciente. Me sentí ansiosa de alcanzar ese conocimiento, aquello que él podía darme si tan sólo quisiera...

Mas, como un amante cruel, me dejó con la miel en los labios. Nos marchamos del café bien entrada la madrugada y me acompañó como un caballero hasta mi apartamento. Traté de hacerme la dura, de mostrar firmeza, pero justo antes de que se fuera cedí y le supliqué que me enseñara. Él sonrió; esperaba a que me derrumbara para poder adiestrarme como una aprendiza sumisa. Sin abandonar su eterna sonrisa de superioridad, me citó para el día siguiente. Pasé una mala noche.

Cayeron una revelación tras otra, paseando por un oscuro parque. Sus palabras me asombraban y me asustaban, y una parte de mí lograba decirme que aquello, visto desde una perspectiva equilibrada, carecía de sentido. ¿Criaturas anteriores a la humanidad, que aún perviven ocultas en los márgenes de nuestra sociedad? ¿Seres que acechan en los recovecos del tiempo y del espacio? ¿Entidades de poderes divinos y diabólicos a un tiempo, que esperan hastiadas a que llegue el final de todo, sin tan siquiera dedicarnos un pensamiento? No, lo peor no es que fuera absurdo. Lo peor es que yo sabía que era cierto. Me fui a casa atontada, como una autómata sin alma o un boxeador noqueado, sin saber con quién me cruzaba ni qué hacía, impulsada tan sólo por el instinto de la rutina.

Me desperté muy tarde, con la boca seca y un tremendo dolor de cabeza. Por supuesto, debería haber abandonado en ese punto, él mismo me lo había advertido. Ir más allá era condenarse a la locura o a algo peor. Pero plantearse la retirada era imposible, la curiosidad y el miedo se aliaban para anular mi sentido común. Y él, él que debería haber tenido más juicio que yo, estaba demasiado halagado por disponer de una alumna devota como para anteponer mi cordura o mi vida a su ego.

El sexo no llegó hasta la tercera noche. Me invitó al fin a su casa, amplia y quizás hasta lujosa, y tras un coñac para olvidar el frío de la calle comenzamos a desnudarnos. Vi al fin lo que ya empezaba a sospechar: los tatuajes no se restringían a rostro y manos, sino que cubrían todo su cuerpo, de la cabeza a los pies, desde el cuero cabelludo hasta su glande. No puedo decir que me sorprendiera. Le imité y me entregué a él sobre la mullida alfombra del salón, no muy segura de si lo hacía por veneración a su persona o como pago por sus enseñanzas.

Aquello supuso, claro está, una prueba iniciática. Pasado apenas el sopor del orgasmo, se levantó y, sin cubrirse, me invitó exultante a seguirle. Le secundé descalza hasta llegar a una puerta de roble que él abrió con una gran llave de estilo antiguo. Era, como me indicó, su estudio. Di algunos pasos titubeantes hacia el interior de la sala, pues la luz estaba apagada. Él esperó a ese punto dramáticamente álgido para pulsar el interruptor.

Vi... No, primero grité, antes de comprender siquiera la información que llegaba a mis ojos. Era una suerte que aquella casa estuviera apartada de las de los vecinos, o hubiesen creído que estaba asesinándome. Cuando me calmé, miré aterrada el macabro espectáculo que tenía ante mí. Lo que en principio había tomado por terribles seres que me acechaban no eran más que cabezas, cabezas de seres incomprensibles colgadas por todas las paredes. Como un cazador del siglo XIX, había decorado su estudio con las testas disecadas de sus presas, criaturas de más allá de la razón expuestas como rinocerontes o bisontes. Allí se exponía casi todo de lo que me había hablado: los hombres anfibios de los pueblos degenerados de la costa, los antropofidios que fueron contemporáneos de los grandes dinosaurios, los seres parecidos a insectos que vienen de más allá de Plutón. Era un museo de cera de los horrores sobrenaturales.

Le miré boquiabierta. Él se acercó y, ufano, me invitó a admirar su colección. Paseaba por delante de cada uno, contándome dónde y cómo lo había matado, lo que había tenido que hacer para poder conservar su cabeza, y cómo se las había ingeniado con los que no tenían cabeza propiamente dicha. Sólo atiné a preguntarle cómo era posible. Su sonrisa se hizo aún más ancha. Exultante, su gesto me remitió a su propio cuerpo, aún por completo desnudo. Ese símbolo, me explicó, ese sello que cubría por completo su piel era su armadura. Aquellas criaturas nada podían hacer contra esa señal, cuyo respeto les había sido impuesto hace eones como castigo por sus atrocidades. Pero no bastaba con saberlo: algunos investigadores de lo oculto, demasiado ingenuos, habían utilizado el símbolo como si fuera una cruz que se sostiene contra los vampiros; pagaron su candor con la muerte, pues el resto de su cuerpo estaba indefenso. Pero él, gritó triunfalmente, él había hallado la clave de la solución, y a pesar del sufrimiento se había hecho tatuar cada centímetro cuadrado de su piel. Así había llegado a ser inmune a esas criaturas, y por eso era mi maestro.

Y yo fui una alumna aplicada. Poco a poco aprendí todos los secretos que él poseía sobre los enemigos de la vida que conocemos, memoricé los ensalmos y la pronunciación correcta de cada nombre y de cada invocación. Pero había una cosa que me frenaba: no me atrevía a seguir sus pasos y tatuarme todo el cuerpo con aquel símbolo protector. Comprendía que era una salvaguarda necesaria, pero temía el dolor y, sobre todo, albergaba aún la esperanza de poder llevar una vida normal el resto de mis días, de no verme apartada de mis semejantes por una armadura permanente tan llamativa como aquella. Él afirmaba con rotundidad que no había otra solución, que de lo contrario acabaría sucumbiendo a aquellos seres. Aún así, ante mi insistencia accedió a que le acompañara en una de sus cacerías.

Según él, era un caso de lo más habitual, pero a mí me asaltó el miedo en cuanto llegamos a aquella espeluznante casa abandonada. Me dijo que no entrara, ya que aún no estaba protegida, y me indicó que le estudiara desde las ventanas. Obedecí encantada. Observé desde el exterior cómo avanzaba con cautela por los pasillos, fui de un cristal a otro siguiendo su deambular por el edificio. Llegó por último a una peculiar sala de estar, desprovista de mobiliario, de frías paredes desconchadas y sin más rasgo distintivo que las voluminosas tuberías del gas. Pude oír bien sus comentarios, ya que la hoja de la ventana había quedado abierta quién sabe cuándo. Me decía que aquél era el lugar, que lo sentía, aunque no se le ocurría que tipo de criatura sería capaz de ocultarse allí. En cualquier caso, añadió fatuo, ninguna podía perforar su impenetrable malla de símbolos arcanos.

Rebuscó por la sencilla habitación, tanteó las paredes y el suelo por si ocultaban un espacio secreto, pero nada. Se le veía extrañado, y también preocupado porque pudiera sentirme defraudada en mi primera expedición. Creo que estaba a punto de darse por vencido. De repente, sonó algo, como una válvula que suelta presión. Al parecer, una de las tuberías tenía un escape. Creo que comprendí antes que él que aquel gas no era normal. El fluido gaseoso se volvió hacia el cazador provisto de una extraña voluntad. Él le desafió, le mostró los dibujos de su cuerpo, trató de hacerle retroceder vanagloriándose de que le sería imposible dañarle. Yo me afané por cerrar la ventana desde fuera y, por fortuna, lo conseguí. Contemplé, sin oír nada, cómo el gas no se arredraba y se lanzaba sobre él, que al fin comprendió el peligro en que se hallaba. Observé con curiosidad que el gas, efectivamente, no llegaba a tocarle la piel, le rodeaba a unos centímetros de distancia como si una barrera invisible le repeliera. Pero eso no impidió que se le colara con malevolencia por las orejas, por la nariz, e incluso por orificios menos honorables. Él gritó aterrado, me suplicó que le ayudara. Presencié fascinada su dolorosa muerte, e incluso sus curiosos espasmos y movimientos cuando ya debía de llevar un buen rato muerto.

Cuando el gas decidió al fin abandonar su nuevo hogar y regresar al antiguo, abrí la ventana y me colé con sumo cuidado en la casa. Llegué hasta el cuerpo, contorsionado en una mueca de infinito terror, y saqué mi navaja suiza. Era un trabajo pesado, pero lo solucionaba casi todo.

Ahora soy yo la cazadora, y he llegado a amasar una interesante colección de cabezas y otros souvenires. Y lo que es más, aún puedo pasar desapercibida en mi vida cotidiana. Oh, salgo menos que él, pues yo no tengo necesidad de jugarme tontamente la vida para demostrar mi virilidad. Pero tengo una piel que me protege y, cuando necesito ir a cazar, sólo tengo que ponérmela.

jueves, 21 de septiembre de 2017

Lecturas 2017 (II)

Continuación de la lista de lecturas iniciada en junio, con los siguientes diez libros que me he metido este año entre pecho y espalda (yo es que tengo una forma muy peculiar de leer, muy corporal ).

En esta tanda se han colado varios tomos de la saga de Harry Potter, que inicié a finales de la anterior. Luego paré y retomé la intención original de repartir mis lecturas en diversos géneros y añadir algunos clásicos que tenía pendientes, con resultados dispares. En definitiva, son:

Harry Potter y la cámara secreta [🎥]
J.K. Rowling (1998)
Salamandra, 2010. 286 págs.

Me parece que de esta no había visto la peli y la verdad es que ha sido una lectura agradable y Rowling empieza a desarrollar los temas que le interesan (como la discriminación). Se nota que es juvenil, hay casualidades increíbles para que no muera nadie y el final es un deus ex machina como una catedral, pero lo del diario de Riddle está ingenioso. Y la extensión del libro aún se mantiene en parámetros razonables.

Harry Potter y el prisionero de Azkaban [🎥]
J.K. Rowling (1999).
Salamandra, 2011. 359 págs.

Esta tercera parte de la saga de Harry Potter se me ha hecho un poco larga, tenía demasiado presente la película y la verdad es que en ella mejoraban bastantes escenas, como todo el tema de Colagusano. O quizá es que es todo muy estándar y los personajes tan planos empiezan a cansar, de Snape a Sirius Black o incluso Lupin. Pero como siempre, el final es emocionante y salva los muebles.

Los gules del Miskatonic [🐙]
Graham McNeill (2011)
Edge, 2016. 347 págs.

Malísimo, lo peor que he leído este año y buena parte de mi vida. Personajes absurdos, narración infantiloide, ambientación pésima… lo tiene todo. Ya sé que no es más que una novelucha de encargo ambientada en el mundo de Arkham Horror, ya de por sí estereotípico, pero el autor se esmera en llevar hasta el fango absoluto una premisa así de anodina. Por supuesto no pienso acercarme al resto de la trilogía ni con un palo.

Máscaras de Carcosa [🐙]
Dani Guzmán (2016)
Ediciones Hades, 2016. 217 págs.

Conocía el estilo de Guzmán de algunos relatos previos y aquí es fiel a sí mismo: Mitos de Cthulhu, adolescentes con problemas y un entorno bien sórdido. Es una historia gamberra, deliberadamente vulgar y en momentos hasta gore. Entiendo que no será de todos los gustos, pero a mí se me ha hecho una lectura agradable y muy rápida.

Harry Potter y el cáliz de fuego [🎥]
J.K. Rowling (2000)
Salamandra, 2011. 635 págs.

Con este voy a dejar una temporada a Harry (como mucho me pondré con la obra de teatro). Tiene cosas interesantes pero le sobran cientos de páginas que a mí personalmente no me dicen lo más mínimo, como los mundiales de quidditch, los bailes de gala y todo eso.

Entiendo que Rowling dosifique la información relevante para darle más emoción a la saga, pero creo que aquí se ha pasado y se nota que, aunque maneja muy bien las emociones, las tramas en sí no son su fuerte.

Humanismo y Renacimiento [🎓]
Varios autores (S.XV-XVI)
Alianza, 1986. 288 págs.

Una serie de ensayos extraídos de los comienzos del humanismo renacentista italiano. El interés de los mismos varía mucho; cuando se ponen a hacer esas mezclas de teología, filosofía y metafísica es lo más aburrido del mundo, pero me gustan los comentarios sobre la sociedad de la época y ese entusiasmo por crear una nueva sociedad liberada del oscurantismo medieval. Con todo, sólo para interesados en el tema.

Frankie y la boda
Carson McCullers (1946)
Seix Barral, 2013. 239 págs.

Sigo con McCullers y, aunque es un buen libro, me ha costado más conectar con la historia que en la Balada del café triste. El tratamiento psicológico de la protagonista (una muchacha de 12 años que se debate entre el mundo de la infancia y el adulto) es estupendo, pero el libro parece un tanto inconexo, como si se le pudieran quitar partes sin sufrir menoscabo, y da demasiadas vueltas sobre lo mismo.

Matadero Cinco
Kurt Vonnegut (1969)
Círculo de Lectores, 2002. 237 págs.

No es lo que me esperaba, la verdad. Se supone que es una crítica contra la guerra y lo que viene a decir es que da igual que haya guerras o no, porque todo es inamovible. Posee un humor curioso, reflejo quizá de las inquietudes de finales de los años 60, pero no me convence. Demasiadas digresiones que apartan continuamente del supuesto meollo, el bombardeo de Dresde a finales de la 2ªGM.

Rebeca [🎥]
Daphne du Maurier (1938)
Debolsillo, 2016. 463 págs.

Sí, la de «Anoche soñé que volvía a Manderley». Es una buena novela que ha resistido el paso del tiempo, ambientada estupendamente (esa alta sociedad tan británica) y con el ritmo muy cuidado. Pero por una vez la película era demasiado fiel al libro y ha sido como si estuviera viéndola de nuevo, pero a cámara lenta. Hay alguna diferencia pero nada relevante, y cuando ya conoces lo que pasó pierde mucho interés.

El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares [🎥📚]
Ransom Riggs (2011)
Planeta, 2016. 413 págs.

Muy pobre. Entiendo que no soy el público buscado (es young adult al fin y al cabo), pero ni así se justifica una prosa plana, sin alma, y una sucesión de escenas sacadas de mil novelas anteriores. Por no mencionar el montón de fotos intercaladas para hacer bulto (si necesitas imágenes para explicar tu historia, mal asunto). Menos mal que lo saqué de la biblio y no me gasté un euro.

La siguiente tanda de lecturas se encuentra en esta entrada.