jueves, 21 de noviembre de 2013

Calabazas en el Trastero: Mitos de Cthulhu

Os he dado mucho la murga sobre la gestación de este libro, pero ya era hora de que hablara de sus contenidos y de por qué, en mi opinión, sería una gran adquisición para el aficionado a los Mitos de Cthulhu. No os extrañe que sea casi siempre positivo, ya que fui miembro del jurado de selección y además decidí el orden de aparición de los relatos en la antología, por lo que obviamente no puedo ser imparcial. Pero os aseguro que siempre seré sincero.

Empecemos por la Portada, de Rodrigo Rodríguez Tendero, que a mí me parece estupenda (quizá demasiado virada a verde en la impresión). Transmite desde el primer contacto con el libro una sensación de profesionalidad, de saber hacer, que personalmente buscaba en esta antología.

El Prefacio es obra de Mikel Rodríguez Álvarez, que ha publicado ya varios relatos lovecraftianos en su saga de leyendas vascas y es un apasionado de los Mitos, como comprobaréis en este prólogo.

Los que descienden al mar en naves, de Javier Fernández Bilbao, es el relato que abre la antología por motivos que os serán obvios en cuanto lo leáis. Sonia Greene nos narra una experiencia que vive junto al que por entonces era su marido, H.P. Lovecraft, y sirve de perfecto preámbulo para lo que vamos a encontrar más adelante, acompañando de la mano al lector hacia las profundidades de lo lovecraftiano.

Scharat tse on Aaritse, de Juan Ángel Laguna Edroso, es un relato que no precisa conocimientos previos para su disfrute y entronca con curiosas leyendas etnográficas. Es clásico sin caer en la complejidad formal y sus protagonistas hacen gala de una fatídica ingenuidad propia de los primeros cuentos de los Mitos.

El siguiente es Neotenia, de Aitor Solar. Podría tirarme horas hablando de él, pero no sería justo con los demás. Digamos simplemente que decidí adoptar un enfoque contemporáneo y cientifista, que es lo que hizo Lovecraft con sus relatos en su propia época, y plantear la eterna duda de si, como decía Bierce, "pueden suceder tales cosas".

Escribiendo el Miserere, de Pablo Loperena, es uno de esos relatos originales que sirve de contrapunto a los más canónicos. Su protagonista es Gustavo Adolfo Bécquer (no hago spoiler, se ve en las primeras líneas), y la fusión de leyendas tradicionales españolas con los Mitos nos sedujo desde el primer momento.

En los oscuros recodos del tiempo, de Gema del Prado Marugán y Miguel Martín Cruz, mete un cambio de registro hacia el humor y el Madrid más caótico e imprevisible. Fijaos en que, cuando crees que la historia va por lo trillado, los autores saben imprimirle varios giros finales para terminar in crescendo.

Memorias de un esquizofrénico, de Eduardo Casas Herrer, es un relato más complicado que los anteriores. Hace un uso metaliterario de las creaciones de Lovecraft, para que nos preguntemos si la aparición "real" de esos elementos obedece a la locura o es algo más...

Nigredo, de Josué Insúa Ayuso, es uno de mis favoritos en esta antología. El sabor clásico, con reminiscencias a El caso de Charles Dexter Ward y Herbert West demuestra que aún queda mucho por hacer jugando con los elementos básicos de los Mitos. Es pausado e intelectual, pero con cierto humor negro.

Fe, del archiconocido Santiago Eximeno, supone un repecho de calma y sosiego tras la densa prosa de los anteriores. Es un cuento breve e intimista, y creo que invita al lector a replantearse conceptos preasumidos sobre el imaginario colectivo lovecraftiano.

La Otra Ciudad sin Nombre, de Patricio G. Donato, retoma el estilo más purista de los Mitos con un viaje a los misterios de la Patagonia argentina (no fueron pocos los autores argentinos que nos enviaron relatos). Es un texto bien construido con reminiscencias clásicas.

De Las manos que las aniquilan, de Victor Villanueva Garrido, me fascinan las potentes analogías que usan los personajes para tratar de explicar el misterio que los rodea. Personajes, dicho sea de paso, muy curiosos y que por una vez no se limitan a formar el trasfondo de la historia.

La transfiguración, de Ricardo Giraldez, es otro relato argentino que se desarrolla alrededor de la Universidad de Buenos Aires, donde como sabéis se supone que hay una copia del Necronomicón. ¿Pero la hay? ¿Y qué es realmente el Necronomicón?

La caída del hombre, de Carlos García García, plantea un nuevo giro de tuerca dentro de un entorno futurista. La narración viene a ser una entrevista en una especie de programa televisado, pero que eso no os eche para atrás porque es fielmente lovecraftiano.

Y a dibujar tentáculos, de Dani Guzmán, cierra el volumen también por motivos claros, con un espíritu decididamente apocalíptico partiendo de un entorno mucho más mundano y oscuro de lo habitual.

Y esos son los contenidos del libro, como veis variados dentro de una razonable fidelidad a las fuentes originales sin caer en la reiteración y la repetición de fórmulas. Por 7€ yo creo que está muy bien, espero en cualquier caso que lo disfrutéis.

Así como el que no quiere la cosa, os recuerdo que podéis adquirir ejemplares de Calabazas en el Trastero: Mitos de Cthulhu tanto en la tienda online Cyberdark como en la página de la propia editorial Saco de Huesos.

lunes, 18 de noviembre de 2013

De presentaciones y semanas góticas

Los primeros días de noviembre fueron muy ajetreados para un tipo tan casero y asocial como yo. Primero el subidón de la presentación de Calabazas en el Trastero Especial Mitos de Cthulhu, y a lo largo de la semana siguiente, varias visitas a la Semana Gótica de Madrid para asistir a diversas ponencias y restablecer lazos con conocidos. Ya he hablado sobre ambas cosas en Leyenda.net (en el artículo sobre el Calabazas Mitos y en el de la Semana Gótica), así que me gustaría enfocarlo aquí desde un punto de vista más personal.

Nunca se me ha dado bien hablar en público, y precisamente por eso me apunto a cualquier oportunidad que se me presenta, porque el único modo de mejorar es mediante la práctica. Siempre se aprenden cosas nuevas, como que contar con conocidos en la mesa ayuda mucho a olvidarse de la "presión" del público o que soltar un par de bromas al principio es mano de santo para relajar la tensión. Debo decir que cuando llegamos a la sala no había ni el tato (y eso que íbamos con retraso), y os aseguro que el temor a que el libro no interesara a nadie resulta bastante deprimente. Por suerte, en un rato la cosa se arregló y la sala estuvo razonablemente nutrida, pero me han contado que no es nada raro ir a presentar un libro a otra ciudad y estar literalmente solo. No me quiero imaginar lo que debe de sentirse.

Al final salimos satisfechos, pero me apunto la necesidad de practicar dedicatorias, porque se me dan fatal cuando tengo que firmar un libro. Por lo que me ha contado la editorial, las ventas van muy bien (dentro de lo poco que vende este tipo de antologías) y la edición está prácticamente agotada y está en marcha una reimpresión. Obviamente no me llamo a engaño: este primer tirón obedece a la publicidad y el movimiento que hemos creado en webs y foros, y será más adelante cuando veamos si gusta al público y el boca a boca reanima la segunda oleada de ventas. Sigo a la espera de críticas sobre el volumen, pero creo que en general hay relatos para todos los gustos. A ver si preparo otra entrada en este blog comentándolos uno a uno, ahora que ya están en la calle y no son ningún secreto.

En la Semana Gótica

Lo de la Semana Gótica fue más light, sencillamente porque iba de público, pero no careció de emociones. El martes (el primer día que iba) fui a pedirle una firma a Óscar Mariscal tras la excelente charla que dio junto a Francisco Arellano sobre los Mitos de Cthulhu, y descubrí que era un fiel conocedor de Leyenda.net y que incluso nos citaba en la última antología de La Biblioteca del Laberinto, El habitante del lago (confieso que la tengo pero aún no la he leído). Una agradabilísima sorpresa de manos de una persona aún más agradable. El viernes, por supuesto, le regalamos a Óscar un ejemplar del Calabazas Mitos, con la esperanza de que no le aburra.

Ese mismo viernes nos quedamos a la entrega de premios de la asociación Nocte y charlamos con varios conocidos, como la gente de Saco de Huesos, Ismael Biurrun (que publica el año que viene en Fantascy), Nuria C. Botey (que ganó uno de los premios), etc. Era la primera vez que asistía a una ceremonia así, y como experiencia la considero valiosa, por más que no pueda evitar lamentarme de la poca transcendencia que tiene el sector. Siempre venimos a ser más o menos los mismos, ya sean charlas, conferencias o premios. Es como una reunión de colegas.

A mí esto de los premios siempre me descoloca. Los grandes, se dice, están amañados, y los pequeños me parecen limitados en su ámbito, demasiado previsibles. En realidad, ¿qué significa recibir un premio? ¿Que eres popular entre colegas? ¿Que vendes mucho? Es un reconocimiento a tu obra, sí, pero en el fondo el único capaz de juzgar lo que ha creado es uno mismo, lo demás son adornos y alharacas. Lo cual no quita que haga mucha ilusión que te lo entreguen, por supuesto, como lo hace ganar un concurso o ser publicado.

En fin, tras esta tanda de sobresaturación social, esta tortuga se va a retirar a su caparazón una buena temporada. Ustedes lo disfruten.