martes, 30 de abril de 2013

La voz de la razón en Visiones 2012

He recibido una gran noticia: mi relato La voz de la razón ha sido elegido para formar parte de la antología Visiones 2012, organizada por la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror y enfocada a autores noveles (que aún no hayan publicado un libro propio). La serie Visiones viene editándose anualmente, aunque con algún paréntesis, desde 1995 y por ella han pasado muchas de las actuales primeras figuras del fantástico español.

La alegría es doble, porque además de la ilusión que siempre produce publicar, este es un relato especial para mí. Lo escribí hace varios años, poco antes de tener a mi hijo y que la vida me cambiara por completo. Aunque he vivido muchas satisfacciones en este tiempo, me quedé con la espina clavada de no haberle podido dar salida. Es un orgullo ver que cobra cierto sentido aquel primer y fallido intento de escribir medianamente en serio, y confirmar que era correcta mi impresión de que no estaba del todo mal.

En cuanto al relato en sí, en La voz de la razón encontraréis una mezcla de ciencia y mitos de Cthulhu, perspectivas enfrentadas en un debate que acaba por no ser simplemente dialéctico, sino cuestion de vida o muerte. No quiero contar mucho más por no fastidiar la gracia, pero espero que os guste. No hay fecha de publicación, pero tranquilos desde aquí os informaré de cualquier novedad.

Anexo 03/10/2014

He encontrado esta opinión sobre mi relato en un blog de Tumblr. Es fantástico descubrir que alguien a quien no conoces de nada ha disfrutado de tu obra .

Este relato no se para demasiado a presentarnos a sus protagonistas, no nos habla demasiado de cómo se llaman, ni de como son. Pero nos introduce rápidamente en lo que piensan, en lo que buscan, en lo que necesitan, en lo que les preocupa. Y en ese sentido me gustó bastante además de incluir bien un poco de intriga por el camino que tomarán los acontecimientos. ¿Qué es lo que pasa con ese paciente? ¿Por qué el doctor está tan preocupado?

Al encontrar al paciente, lo descubrimos y empezamos a ver los elementos que “no encajan” en la realidad. Y nos sentimos mal por esa criatura. Y luego, rápidamente y en un giro, como suele suceder en este tipo de casos… llega el terror de forma instantanea, sin necesidad de mostrarnos nada, sólo la mueca de terror del doctor y un “Se lo advertí” como cierre.

Uno de los relatos que más me gustó de este compendio.

Anexo 07/01/2017

Los integrantes de Tenebroso Sonoro han preparado un audioteatro de La Voz de la Razón, muy trabajado y talentoso, muchísimas gracias .

miércoles, 24 de abril de 2013

Los Micros de Cthulhu (II)

Desde ayer tenéis disponible en Leyenda.net la versión en ePUB de Los Micros de Cthulhu. Aunque en PDF ya quedaba muy bien, con el ePub os será más cómodo leerlo en dispositivos móviles.

Si os seduce la idea de escribir vuestros propios microrrelatos basados en los Mitos de Cthulhu, está abierta la segunda convocatoria sin fecha de cierre (digamos que hasta tener los suficientes micros para montar otra recopilación). En principio lucirá el ingenioso nombre de El Micronomicón (gracias a Iulius).

Para celebrarlo, he aquí el microrrelato que escribí como introducción para Los Micros de Cthulhu y que tiene como protagonista al mismísmo H.P. Lovecraft, sumido en profundas reflexiones sobre los títulos de sus obras. Cuanto más complicados, más originales resultarán, ¿no? Oh, la ironía.

The Call

A finales del verano de 1926, Howard Phillips Lovecraft atravesaba una mala época. No sólo seguía acuciado por sus sempiternas dificultades económicas, sino que su obra literaria, a la que había decidido encomendarse en cuerpo y alma, no levantaba el vuelo.

Sí, había logrado publicar varios relatos en los últimos números de la popular revista Weird Tales, pero no habían despertado un gran interés por parte de público y crítica, aparte de los jóvenes admiradores que solían escribirle largas misivas. Y Lovecraft sólo podía culparse a sí mismo. Había de reconocer que dentro de aquel mercado tan competitivo, los títulos de sus obras no llamaban la atención.

Reflexionó sobre lo ocurrido con su relato llamado The Moon-Bog, que había aparecido en el número de junio, varios años después de haberlo escrito para una convención de periodistas aficionados. Según le contaban, los lectores habían creído que se trataba de la segunda parte de otro cuentecillo, infame y por supuesto ajeno a él, llamado The Swamp Horror y publicado en esa misma revista dos meses antes.

Peor era el caso de The Outsider, aparecido en el número de abril justo a continuación de otro llamado Out of the Mists of Time, de un tal Benton Frazier. Un título, por cierto, que parecía sacado de sus propias obras de mayor envergadura y que volvía a demostrarle su falta de originalidad. Y ya le entraban ganas de morderse los puños si pensaba en el último, He, que acababa de salir en el número de septiembre. ¡"He", nada menos! ¿Pero cómo se le podía haber ocurrido ponerle un título tan insulso, que se perdía en el maremágnum de historias con nombres rimbombantes?

No, se dijo. Nunca más. En su escritorio descansaba el manuscrito de su última obra, a la espera de que le diera un repaso final y la mecanografiara. En un principio había pensado llamarla simplemente The Call, pero no volvería a afrontar la humillación de lo ordinario. Decidió cambiar el nombre de la criatura alrededor de la cual giraba la trama e incorporarla al título. Y menudo nombre le iba a dar: el más complejo, extraño y retorcido que se le podría haber ocurrido. Hasta sería complicado escribirlo, por no hablar de su imposible pronunciación. Pero nadie podría decirle que resultaba anodino. Al menos podía estar seguro de que nada más, en los siglos venideros, tendría en su título la palabra "Cthulhu".

sábado, 6 de abril de 2013

Reseñas de Calabazas Horror Cósmico

Transcurre inevitable el tiempo y han surgido ya unas pocas reseñas sobre Calabazas en el Trastero: Horror Cósmico, donde apareció mi primer relato publicado, Las estrellas están en posición. Merece la pena echar un ojo a lo que dicen sobre uno, por supuesto sin caer en el ombliguismo de ignorar las obras de mis compañeros de antología, como sucede a menudo.

En Cree lo que quieras, Pedro López Manzano dice: "Las estrellas están en posición (Aitor Solar): buen relato basado en una excelente idea cuya posible previsibilidad no resta mérito al conjunto".

Por su parte, Héctor Gómez Herrero añade sobre el mismo: "Una muchacha ayuda a su padre, obsesionado en la tarea de dar con cuándo y cómo las estrellas estarán de nuevo en posición para traer de vuelta a los que pondrán fin al mundo. La idea es una de las más curiosas y peculiares del volumen. Un relato que va creciendo lentamente hasta su inesperado final. Bien ejecutado, pero quizás algo lento.".

También está la reseña de Susurros desde la Oscuridad, como siempre tan visual y tan parca en palabras. Tristán se limita a decir: "Las estrellas están en posición de Aitor Solar nos explica como un astrónomo y su hija esperan pacientemente que las estrellas se alineen para anunciar el fin del mundo".

La idea común que extraigo de ellas es que el ritmo es lento. Y es cierto, es lo que hay; es como me gusta escribir y no me veo cambiando de estilo. Me gustan las historias que van avanzando lentamente hasta su inevitable final, las montañas rusas narrativas no me van (las de verdad tampoco). Pero es una elección creativa que obviamente tiene sus inconvenientes, como todas, y entiendo que al lector con ganas de emociones fuertes no le acabe de convencer. Por ejemplo, me gustaría presentarme a una inminente convocatoria de relatos pulp, pero es que el pulp es un estilo totalmente antitético al mío y me cuesta horrores parir una idea que satisfaga las premisas del género. Qué le vamos a hacer.

lunes, 1 de abril de 2013

La casa por el tejado

Demos comienzo a nuestra hermosa serie "consejos vendo que para mí no tengo", donde peroraré sobre aquello que todo el mundo sabe ya pero yo acabo de descubrir como si fuera la repanocha.

Pues bien, de pequeños nos decían "no se empieza la casa por el tejado" para que fuéramos por orden, pero me temo que a la hora de escribir eso es precisamente lo que hay que hacer. Me he dado cuenta de que el tejado (el final o al menos el clímax de la narración) es la parte más importante de un relato y hemos de tenerlo muy claro antes de comenzar a escribir. Es engañosa esa impresión que a menudo le asalta a uno y que viene a decir "vamos, los personajes molan y la ambientación es muy prometedora, empieza a escribir y seguro que se te ocurre un buen final". Mentira (por lo menos para mí). Si hacemos eso, lo más habitual es que la trama vaya desinflándose a partir de un comienzo falsamente prometedor y acabemos en un callejón sin salida, alargando innecesariamente la narración para no llegar a ningún sitio. Frustrante y muy costoso para quienes vamos escasos de tiempo.

No sólo eso, sino que tener el final ya planteado nos ayudará mucho a dirigir la narración en ese sentido. Las dudas que nos puedan surgir sobre el comportamiento de los personajes o sobre cuál debe ser el curso de los acontecimientos se resolverán con mayor facilidad si sabemos hacia dónde queremos avanzar. Pensad que esto es como abrir un túnel en la montaña. Si no sabemos muy bien la dirección en que debemos cavar, podemos asomar al otro lado a decenas de metros de donde queríamos llegar. Y hacer una curva cerrada en la ladera para que encajen ambos tramos, como que no es solución.

Dicho esto, añadiría que no basta con tener el final en la cabeza. Ahí todo se ve muy bonito, pero luego hay que ponerlo en negro sobre blanco, y bien puede ocurrir que las piezas que encajaban perfectamente en nuestra imaginación hagan aguas por doquier al intentar plasmarlas en palabras, o que los diálogos que debían ilustrar perfectamente el dilema en juego nos queden tan confusos que ni nosotros comprendamos cuál era nuestra intención inicial. Por tanto, conviene que lo primero que escribamos sea el final (y los otros puntos críticos de nuestra narración) y, si aún nos convence, sigamos adelante con las secciones menos delicadas (y seguramente más agradecidas) de nuestra trama.

Pues hala, ahí queda: hay que empezar la casa por el tejado.